El equipo económico de Cambiemos anunció que las metas inflacionarias se correrán todas 365 días con el fin de evitar tener que llevar a cabo una política fiscal y monetaria demasiado restrictiva en los próximos dos años. En otras palabras, el Gobierno -consciente de que no puede permitirse más pérdidas en materia política- relegó las ideas del presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, y las reemplazó por un plan económico que le otorgará más margen de movimiento hacia 2019.

Sturzenegger, ¿a segundo plano?


A horas de cerrar el 2017 -un año con un balance positivo para el oficialismo pero que condensó todas las malas noticias en un diciembre que sólo un Gobierno que se sabe poderoso puede soportar- el mercado de pases de la economía viró completamente. Sturzenegger, el hombre de currículum perfecto que representaba la ortodoxia y la economía posperonista, continuará a cargo de la entidad financiera aunque ante un mensaje claro del poder ejecutivo: la política fiscal marcará el ritmo de la monetaria y no al revés.

El protagonismo de Dujovne


De esta manera, el enigmático ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, que asumió su cargo para ensanchar el campo de movimiento del presidente del Banco Central -cuyos choques permanentes con el exministro Alfonso Prat-Gay obligaron a Mauricio Macri a elegir entre los dos pesos pesados, dividir la cartera de Hacienda y Finanzas, y nombrar un reemplazo que no se interponga en los planes de Sturzenegger- será, inesperadamente, una figura clave en la configuración económica del año entrante.

Las nuevas metas inflacionarias -es decir, el cambio en la política monetaria- fueron anunciadas desde la Casa Rosada y no desde en Banco Central. Asimismo, la voz cantante fue Dujovne y no, como sucedió siempre desde que Macri tomó el mando presidencial, Sturzenegger.

Peña, el coordinador


El jefe de Gabinete, Marcos Peña, también intercedió en este cambio. Aludiendo al gradualismo por sobre el shock y a la política por sobre la economía, Peña fue el encargado de explicar por qué todo se correrá un año: el modelo de Sturzenegger debía ser acompañado con una política igual de restrictiva en materia fiscal, algo que para el brazo político de Macri era irrealizable.

La tijera fiscal apenas podrá ser usada el año entrante: los jubilados y beneficiarios de planes sociales están vedados y la obra pública -icónica para el desarrollismo de Macri, el ascenso de Maria Eugenia Vidal y el contraste con la era de los sobreprecios y las asociaciones ilícitas- será el principal caballo de batalla para el 2019 si todavía los números no acompañan la gestión.

Triaca y la puja salarial


La única espada de equilibrio fiscal que tiene el oficialismo la esgrime el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, quien deberá negociar las paritarias salariales contra un sindicalismo golpeado pero enojado y dispuesto a dar batalla. Asimismo, los aumentos del Producto Bruto Interno cercanos al tres por ciento que se esperan para los próximos años, serán importantes para nutrir las arcas fiscales (que se achicarán por la módica pero reduccionista reforma tributaria). ¿El margen de Triaca? por arriba de la inflación pero por debajo del aumento del PBI.

Werning, la nueva cara económica


Para dibujar el nuevo camino que transitará el oficialismo en 2018, Peña tiene un nuevo asesor: el economista Vladimir Werning, quien vistió la camiseta del JP Morgan y fue asesor de su compañero Prat-Gay. Él fue quien recomendó aumentar las metas de inflación, quitar peso al Banco Central y reducir la tasa de interés en aras de garantizar el crecimiento y la competitividad.

Werning se desempeña como subsecretario de Coordinación y Análisis Económico de la Secretaría de Coordinación Interministerial en la cartera de Peña. El economista que se plantó ante las demandas de Sturzenegger formará parte de la primera línea en la economía de 2018.