Patricia Bullrich no se calla más. Después de dos años agobiantes y llenos de críticas, la ministra de Seguridad saca pecho y dispara: "Ahora que se pongan en fila para chuparla".

Aunque menciona a pocos de ellos, los dardos de la funcionaria están dirigidos para algunos dirigentes K, con quienes mantiene una disputa de larga data respecto a la seguridad en las manifestaciones. "Quise hablar con Filmus primero, pero como siempre salió segundo, se burla a carcajada limpia y acota: "Reíte, boludo, es un chiste.

De todas maneras, los planes de Patricia están lejos del ministerio de Seguridad. A corto plazo, su intención es convertirse en la primera presidente mujer de Nueva Chicago. "Tenemos un proyecto serio, se entusiasma, y confirma que tiene "casi abrochado a Francisco Ferraro como nuevo entrenador".

"La idea es traer entre diez y quince refuerzos de jerarquía", señala Bullrich, a pesar de la frágil situación económica del club de Mataderos: "La plata va a aparecer, aunque tenga que poner a laburar de vuelta a los hermanos Lanatta", lanza y ríe desaforada.

En el medio de tanta tensión, la ministra suele hacer algunas polémicas escapadas a Cocodrilo, donde -dice- se queda apenas unos minutos. "Omar (Suárez) es un amigo; voy, tomo una cosita y me las pico", jura Patricia, quien conoce al dueño del lugar desde la época en la que ambos seguían a Atenas de Córdoba en la Liga de Básquet. "No éramos de la barra", aclara.

Por fin, y transcurrida una hora de la entrevista, la funcionaria apura el final. "Me junto con una amiga que no veo hace bocha", se excusa. Esa amiga, la ex participante de Combate Flor Vigna, es parte de un selecto e influyente grupo de amistades de Bullrich, entre quienes se destacan además el relator Marcelo Araujo, la ex modelo Andrea Bursten y el cantante Gustavo Radaelli, conocido en su momento como Machito Ponce.