Al parecer, el diputado del Frente de Izquierda Nicolás del Caño y el economista José Luis Espert tienen algo en común. Mientras que el primero llamó a votar en blanco con el lema del "son lo mismo, el segundo bautizó a Cambiemos como un kirchnerismo "de buenos modales”.

El sistema previsional argentino está quebrado. Las jubilaciones aumentaron -en términos reales- un 25 por ciento desde el año 2009. Asimismo, Cristina Kirchner elevó la cantidad de jubilados permitiendo el ingreso de personas que no habían hecho la cantidad de aportes correspondientes. En cuanto al primer punto, se puede objetar que los precios de los medicamentos se elevaron muy por encima de las jubilaciones y el Índice de Precios al Consumidor, por lo que sería incorrecto afirmar que en los últimos ocho años hubo un incremento del poder de compra para los jubilados.

Los garabatos que hacía Guillermo Moreno en el Indec hubiesen sido una burla de ser tomados para la actualización de los haberes, por lo que el kirchnerismo debió ser realmente creativo con los números para crear una fórmula que intentase condecirse con la realidad. El invento resultante funcionó bastante bien para lo rebuscada que era la tarea. A partir del 2009, la receta quedó formada por dos ingrediente: una mitad en relación directa con los ingresos del Anses y la otra con el aumento del Producto Bruto Interno.

Actualmente, el déficit fiscal provocado por el sistema previsional es de tres puntos del PBI, mientras que el rojo fiscal total se ubica cerca de los seis puntos, algo que el Gobierno tilda de "inviable”, pero que parece haber olvidado cuando le dio vía libre a la mayoría de la producción del agro, bajó las retenciones a la soja y eliminó los impuestos a las mineras. Dicha falla de memoria ahora lo obliga a sacar las tijeras más afiladas de los cajones de la Casa Rosada.

A largo plazo, la fórmula es tan buena o mala como la anterior. Básicamente, según las estimaciones que realizaron dos economistas expertos en temas de finanzas públicas de la UBA -Oscar Cetrángolo y Julián Folgar-, quienes tomaron como ejemplo a un jubilado que gana actualmente $10.000, el primer día del 2019 ganaría $12.423 con la fórmula vieja y $12.108 con la nueva. Sin embargo, la trampa de la fórmula vive en el durante: con aumentos trimestrales más pequeños el gobierno se ahorraría unos $6000 por jubilado a lo largo del 2018; lo que se traduce a entre 50 y 70 mil millones de pesos.

A priori, ajustar la fórmula por la inflación -aunque la de los medicamentos también debería verse reflejada- y reemplazar el atacazo artístico kirchnerista es una idea correcta. Sin embargo, bajo el tecnicismo se esconde una verdadera pérdida de poder de compra para los jubilados. Asimismo, bajo la excusa del rojo fiscal que requiere una solución inmediata, está la caja a donde irán a parar los 70 mil millones de pesos: la provincia de Buenos Aires y la reforma fiscal.

"Sin reforma previsional, se cae el pacto fiscal, afirman las principales espadas del oficialismo. De esta manera, la recaudación que percibiría el Gobierno de aprobar la reforma no irá a fortalecer un sistema previsional deteriorado, sino a nutrir al bastión político que puede abrazar al oficialismo en el 2019 por haber despertado al Fondo del Conurbano e inclinar la balanza electoral hacia la reelección de Cambiemos.

Eso sí, para ganar la contienda deberán imponerse a la fórmula Nicolás Del Caño - José Luis Espert, quienes habrán movido sus fichas para quedarse con el voto de la gente que dice "son lo mismo".