Curiosa coincidencia: mientras Miguel Ángel Pichetto y los gobernadores formaban un nuevo bloque en la Cámara Alta, la senadora electa Cristina Fernández de Kirchner era alcanzada por un estruendoso pedido de desafuero y detención del juez Bonadío.

La llegada de Cristina fue el golpe de gracia a la siempre inquietante calma peronista en el Senado. En otras palabras, precipitó una alianza legislativa siempre forzada, incómoda, convenida.

Sabrá Pichetto a quién beneficia este nuevo esquema parlamentario. El peronismo, mientras tanto, deja pasar una oportunidad histórica de seguir conduciendo la cámara por su falta de liderazgo. ¿Cuánto más?

El peronismo deja pasar una oportunidad histórica de seguir conduciendo la cámara por su falta de liderazgo.

Puertas adentro del Senado, el nuevo escenario es un regalo de navidad para el oficialismo, que ahora podrá disputar comisiones estratégicas como Presupuesto y Hacienda o Asuntos Constitucionales, claves para la reforma política. Pobre Pichetto cuando se entere.

Puertas afuera, le abre el juego a las coincidencias, como la de Bonadio con Cristina. De todas maneras, Pichetto ya adelantó su oposición al pedido de desafuero sin condena firme, postura que ratificó en las últimas horas. Con lealtades algo confusas, habrá que ver si el presidente del flamante bloque peronista podrá sostener sus declaraciones en el recinto o si, como le sucedió en los últimos dos años, alguna rareza del destino lo hace cambiar de parecer.