Ninja y Summit1g dominan Twitch, compiten cabeza a cabeza por ver quién se queda con la corona y ganan millones de dólares jugando a lo que más les gusta, ¿pero cómo lo hacen?

2018 fue el año de Tyler "Ninja” Blevins. Él y Fortnite se convirtieron de la mano en el fenómeno más importante de la cultura pop del año. El Battly Royale de Epic es el juego más popular del mundo y hace poco cruzó la barrera de los 200 millones de usuarios y no parece detenerse.

Ninja es el streamer con más seguidores en Twitch (13,5 millones) y rompió el récord de audiencia para una sola persona en aquella histórica noche donde jugó con Drake, otros músicos y jugadores de la NFL. Al lado suyo, Jaryd "Summit1g” Lazar parece un streamer menor, pero en las últimas semanas se consagró como la personalidad con más suscriptores de la plataforma, gente que le "paga” por ciertos beneficios y para ayudarlo con su carrera.

Así, comienza el 2019 poniéndole presión a su competencia. La particularidad que tiene es que consiguió este logro jugando Sea Of Thieves, un juego online de piratas exclusivo de Microsoft que fue bastante criticado en 2018 pero que ahora atraviesa un resurgimiento. 

Ninja y Summit1g: los streamers más populares del mundo que acumulan fortunas jugando en la pc

Para llegar a la cima del entretenimiento videojueguil, ambos tuvieron que remar durante varios años. Ninja, con tan sólo 27 años de edad, comenzó su camino como jugador profesional en 2009 cuando trataba de ganarse la vida jugando Halo 3. Sin embargo esa parte de su carrera nunca progresó. Recién en 2011 se transformó en streamer, una época donde todavía no quedaba claro cómo hacer dinero mostrándole al mundo cómo uno juega.

Pasó por títulos como H1Z1, PUBG, hasta que en 2017 probó con Fortnite. Para ese entonces tenía 500 mil seguidores en Twitch, un número que no estaba nada mal y que en seis meses creció un 250%. Con el ascenso meteórico del juego de Epic, también aumentaron sus suscriptores, llegando en una ocasión a 200 mil (aunque la mayoría eran usuarios de Twitch Prime que quería skins en Fortnite).

Se especula que en 2018 logró ganar más de 10 millones de dólares con sus streams y con los 21 millones de seguidores que cosecha en YouTube. Sus ingresos vienen de las donaciones de sus seguidores, de suscripciones, de la publicidad que tanto Twitch como YouTube colocan en sus videos y de sponsors de la talla de Samsung o Red Bull. Incluso, fue el primer atleta electrónico en estar en la tapa de la revista de ESPN. En definitiva, se logró convertir en la primera superestrella de Twitch y en la cara de la marca.

Summit1g tuvo un inicio de carrera similar. Empezó como un jugador profesional de Counter Strike: Global Offensive.

Summit1g tuvo un inicio de carrera similar. Empezó como un jugador profesional de Counter Strike: Global Offensive, pero luego de su retiro en 2012, se dedicó a streamear a tiempo completo. Pasó por todo tipo de juegos como DayZ, Escape From Tarkov, PUBG, Overwatch, GTA V, Fortnite, Atlas y en el comienzo de este año tomó la decisión de probar suerte con Sea Of Thieves.

Quizás el usuario promedio de Twitch se está cansando de tanto Battle Royale, porque este juego que había hecho agua en 2018 sobrepasó a Fortnite en popularidad. Uno de los responsables fue el mismo Summit1g y lo hizo siendo, justamente, un pirata que le hacía la vida imposible a la gente. Asaltó barcos, hizo algunas bromas a usuarios desprevenidos y se dedicó a asesinar a cuanto jugador se le cruzó por adelante.

Sus habilidades de "troll” fueron tan llamativas, que incluso recibió una especie de llamado de atención por parte de los desarrolladores del juego. Le pidieron que respetara "el código pirata” que los mismos usuarios habían pautado, ya que no hay forma de estar en servidores donde no se pueda atacar a otras personas. Summit1g vino para cambiar esas reglas y está llevando adelante una especie de revolución en Sea Of Thieves, provocando que otros streamers muy populares se sumen a esta aventura pirata, duplicando su cantidad de suscriptores en unas pocas semanas. 

Ninja y Summit1g: los streamers más populares del mundo que acumulan fortunas jugando en la pc

Twitch tiene tres jerarquías de suscripciones: US$4.99, US$9.99 y US$25. Esto le permite a cada usuario que decide suscribirse a un streamer acceder a chats exclusivos, tener distintos emotes y otros beneficios que dependen del creador o creadora de contenido (jugar partidas juntos, elegir qué título va a streamear, agregarlo a su lista de amigos en Steam, PSN, etc). La "contra” para los streamers, es que la plataforma se queda con un porcentaje de esas suscripciones y de todas las transacciones que ocurren en ella. Por eso, tener más de 40 mil suscriptores en el caso de Summit1g, no equivale exactamente a (mínimo) US$200.000 por mes. Quizás él llega a esa ganancia mensual, pero probablemente lo haga con otras donaciones y con acuerdos comerciales con distintas marcas.  

Ninja, en una entrevista con CNN, describió a Twitch como un estuche de guitarra para un artista callejero. Básicamente el streamer hace su trabajo, brinda entretenimiento y la gente dona lo que le parece adecuado. Para eso, transmite 12 horas diarias, lo que le dio un total de cuatro mil horas de Fortnite solamente en 2018 (lo que equivale a 140 días de juego). A pesar de los cientos de miles de dólares que gana mes a mes, cada minuto que él no está al aire, pierde un suscriptor, es decir, pierde dinero. Durante dos días (durante la E3 de 2018) no transmitió y perdió 40 mil suscriptores; las últimas verdaderas vacaciones que se tomó junto a su esposa fueron hace ocho años.

Para Summit1g no todo es color de rosa tampoco; hace poco recibió una amenaza de muerte y tuvo que permanecer encerrado en su casa durante varios días. Incluso otras personalidades populares de la plataforma como Dr Disrespect, recibieron disparos en sus casas y constantemente están expuestos o expuestas a los distintos grados de obsesión y locura de sus seguidores. El arte de transmitirse a uno mismo jugando es hermoso y ganarse la vida de esa manera parece un sueño, pero conlleva un grado de exposición y de vulnerabilidad del cual muchos streamers no son del todo conscientes.