“Se cagó todo”. Guillermo Moreno amasa una miniatura de moco y ríe cuando le preguntan por su pelea con Eduardo Feinmann. Pasaron algunas horas de la discusión entre ambos en los estudios de América, pero el ex supersecretario sigue “caliente”, según él mismo dice: “Recontra caliente: si lo veo por la calle, me dura menos que Bauza en la Selección”.

Nadie sabe a ciencia cierta qué fue lo que disparó la pelea con el periodista. Un productor del ciclo asegura haber escuchado algo, pero tampoco está muy seguro: “Medio que Feinmann le dijo algo de chuparle los huevos y ahí Moreno se le fue al humo”.

El combate, que no pasó a mayores, se convirtió en un pequeño nubarrón para el ex jefe de Comercio Interior, que días atrás había sido beneficiado por un fallo que, palabras más, palabras menos, ratificaba todo lo hecho en el INDEC. “Había seis por ciento de pobres, nomás, como siempre dijimos”, se entusiasma Moreno, de acuerdo con quien la medida judicial da por buenas también algunas otras cifras de la administración kirchnerista. “Dejamos al país con 85% de quilombos, nada más”, abunda el economista.

En el mismo sentido, detalla que “su” Gobierno se habría ido con “100% de funcionarios” entre “ricos” y “megamillonarios”. Otros hitos, según Moreno: “Cuando nos fuimos había crecido el 100% el uso de aplicaciones para trampa”; “Sampaoli no hubiera pisado la Selección ni en pedo”; y “los panchos con cheddar venían con el doble de cheddar”.

Desde Cambiemos intentan bajarle el tono a las declaraciones del siempre polémico ex funcionario. Por un lado, y si bien admiten que es “jodidamente cierto” lo de los panchos, niegan que el país haya quedado con un 55 por ciento de quilombos. “Era como el 95”, recuerda un dirigente con acceso directo al despacho de uno de los choferes de Marcos Peña.

Al respecto, una funcionaria que está a cargo de la Oficina Anticorrupción, pero prefiere mantenerse en el anonimato, aclara que no está todo dicho para Moreno. “Es un hijo de puta”, se indigna la ex diputada, mientras lucha contra una lámina de acelga abrazada a sus aparatos fijos. Y pierde: “¡Pero la concha de mi madre!”.  Sobre Moreno, ni una palabra más.

Así las cosas, el ex funcionario de Néstor y Cristina podría estar incluso imaginando una futura candidatura presidencial. “Tengo el apoyo del Papa”, desliza Moreno. En la intimidad, dicen, él no descarta que Francisco lo acompañe en la fórmula: “Está un poco hinchado las pelotas del Vaticano, capaz que larga todo a la mierda y se viene a dar una mano”. Por qué no ilusionarse.