Tres días después de la nutrida marcha que llevó a miles de mujeres al Congreso para reclamar que se legalice el aborto, el Gobierno jugó una carta que oxigenó su agenda diaria. Mientras todavía desarmaban el escenario que montó el camionero Hugo Moyano en la intersección de las avenidas 9 de Julio y Belgrano, en la quinta presidencial de Olivos se pergeñaba la jugada. El contexto amenazaba licuar aún más la figura del presidente Mauricio Macri, quien ya venía a la baja desde fines de diciembre. Desde enero que cae granizo sobre la imagen de Cambiemos: el escándalo del ministro de Trabajo, Jorge Triaca, y la ex empleada doméstica Sandra Heredia, los manejos poco claros del ministro de Finanzas, Luis Caputo y las offshore de Islas Caimán (y que a su vez está de los dos lados del mostrador por su ¿pasado? laboral en Wall Street; y la olla a presión que destapó el diario El País de España sobre Valentín Díaz Gilligan, el -ahora- ex subsecretario de Presidencia que ocultó un depósito de US$ 1,2 millones en Andorra y que se sospecha que pueda ser el testaferro del empresario uruguayo Paco Casal, generaron un contexto problemático para el oficialismo. Eso, sumado a los tarifazos y la inflación configuraban una especie de pandemonium en donde ya amenazaban seriamente el discurso previo del Presidente en el Congreso para inaugurar las sesiones legislativas.

Mitiga el Gobierno su peor momento e instala el placebo del debate por el aborto

La movida responde a jugada política que seguramente fue pergeñada en tándem por los "cerebros” políticos de Cambiemos: el jefe de Gabinete, Marcos Peña (quien ya avisó que no apoya la iniciativa), y el gurú ecuatoriano Jaime Durán Barba. Responde a dos frentes: el comunicacional -la especialidad de Cambiemos- y el político. No obstante, el anuncio no configura más que un placebo; ya que en dos días los únicos del Gabinete que apoyaron abiertamente la medida fueron los ministros Aldolfo Rubinstein (Salud), Pablo Avelluto (Cultura) y Lino Barañao (Ciencia), sumados a Iván Petrella, el filósofo que trabaja como secretario de Integración Federal y Cooperación Internacional del ministerio de Cultural. Poco (practicamente nada) modificó en el amperímetro: el diputado oficialista Eduardo Cáceres ya manifestó que no dan los números en la Cámara baja. Mucho menos estarán en el Senado.

Aborto, fertilización asistida y matrimonio igualitario

Mitiga el Gobierno su peor momento e instala el placebo del debate por el aborto

Mientras fue jefe de gobierno y hasta hace una semana, Mauricio Macri se mostró como un fuerte opositor al aborto seguro, legal y gratuito cada vez que tuvo la posibilidad de hacerlo. La última vez que se refirió al tema fue en el 2016: "Defiendo la vida desde la concepción hasta la muerte", dijo. Fiel al marketing político supo entender el interés social y político que despierta esta discusión. La génesis de la guerra fría con el Jorge Bergoglio, el álter ego antiguo del Papa Francisco radica desde el 2012: tras un fallo de la Corte Suprema sobre la interpretación del artículo 86 del Código Penal  sobre el aborto no punible, la Ciudad se convirtió en uno de los primeros distritos en poner en práctica un protocolo de esta envergadura en los hospitales. No obstante, (y más allá de que muchos de Cambiemos comulguen con el catolicismo y todo lo que eso conlleva) cuando hubo que votar en el Congreso las cosas quedaron claras. Cuando se votó la ley de matrimonio igualitario, el voto fue dividido, aunque mayormente en contra: cuatro apoyaron la ley (36%) y seis se opusieron. Cuando se votó la ley de fertilización asistida todo el bloque se abstuvo. ¿Y si Macri es el presidente que pasa a la historia por despenalizar el aborto? seguramente los focus groups detectaron esa posibilidad.