El presidente Mauricio Macri definió ayer su estrategia política, al menos para los próximos meses. Eligió, en la apertura de sesiones legislativas, sus temas principales para tratar en el parlamento y fue más allá con un mensaje conciliador y simpático para la mayoría de los presentes.

Intentó de alguna manera evitar chocar con los opositores presentes (no se encontraba la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner) y también prefirió no abordar su batalla contra las mafias sindicales, con el líder de Camioneros, Hugo Moyano, como principal referente de esa cruzada.

De esta forma, el mandatario bajó al recinto un mensaje dialoguista con todas las partes. Dejó sentada su posición frente a la mano dura y la despenalización del aborto, pero también se mostró abierto a dar un debate entre todos los espacios políticos.

Macri busca ampliar su base electoral y baja un mensaje conciliador a la oposición

La única respuesta inmediata para explicar la jugada orquestada por Marcos Peña y Durán Barba es una sola: la reelección. El Gobierno sabe que la mejor receta para evitar exponerse en un momento de incertidumbre económica y días críticos para sus funcionarios es no agitar las aguas y mostrar cierto mensaje amigable.

Fueron 41 minutos de un presidente sereno, con pocos momentos en los que elevó el tono de voz para marcar alguna cuestión. Con el objetivo claro de ampliar su base electoral y sostener a los que lo votaron en las últimas elecciones en Cambiemos juegan a dos puntas: coquetean con la centroderecha y con el progresismo al mismo tiempo.