“Yo fui, soy y seré amigo de Néstor Kirchner." Después de varios amagues, finalmente Lázaro Báez declaró en el juicio por “la ruta del dinero”, donde está acusado de lavado de activos. En su declaración, apuntó contra el Gobierno de Mauricio Macri y también la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), y aseguró que su vínculo comenzó antes de que Kirchner llegara a la presidencia pero que no fue su testaferro. “Convirtieron mi nombre en sinónimo de testaferro”, dijo.

Báez está detenido desde abril de 2016, por orden del juez Sebastián Casanello. Durante todo este tiempo se especuló varias veces en que Lázaro se convertiría en arrepentido y vincularía a Cristina Kirchner con alguno de los delitos que lo involucran. "He sufrido todo tipo de aprietes para culpar a la Sra. Cristina Kirchner y a su gobierno", sostuvo.

“Elegí el camino del silencio porque en el marco de una campaña que buscaba destruir al Peronismo cualquier cosa podría transformarse en un arma para perjudicarme a mí y al Peronismo entero”, dijo al explicar por qué no declaró hasta ahora. El juicio ya está en su etapa final: faltan los alegatos de la fiscalía, la querella y las defensas, lo que podría llevar a que el veredicto se conozca cerca de marzo de 2020.

Con lentes y muy compenetrado en lo que leía, Lázaro sostuvo que incorporó a sus hijos a sus empresas de manera natural: “Jamás los incorporaría con el objetivo de comprometer sus vidas como ocurrió”. Tildó a la causa como una “persecución bochornosa y grotesca” y aseguró que desde la AFI le ofrecieron ser arrepentido para culpar a Cristina: “Articularon blancos de inteligencia para derribar al peronismo y a Cristina Fernández”.

Sostuvo que desde el inicio de su detención lo presionaron y hasta lo amenazaron con sus hijos y con sus empresas. “Sólo tenía que decir que era el testaferro de la familia Kirchner, que todo le pertenecía a la ex presidente y que con ello me excarcelarían”, marcó.