El año arrancó con un clásico: la siempre conflictiva paritaria docente bonaerense. La simpática gobernadora María Eugenia Vidal había ofrecido un aumento del 18% cuando los maestros reclamaban un 35%. La disputa duró varios meses e incluso se propuso reemplazar a los docentes que hacían paros por voluntarios. Una auténtica locura. Recordemos que, como parte del reclamo gremial, los docentes realizaron la instalación de una carpa itinerante frente al Congreso y fueron salvajemente reprimidos por las fuerzas de seguridad comandadas por Bullrich. Finalmente, Vidal tuvo que ceder ante los gremios y cerró un acuerdo del 27,4%.

La desaparición forzada de Santiago Maldonado y la posterior aparición de su cuerpo en el Río Chubut, junto a la muerte de Rafael Nahuel -el mismo día que velaban a Santiago en 25 de Mayo- develaron la violencia de las fuerzas de seguridad en su máxima expresión. Santiago desapareció el primero de agosto y su cuerpo apareció 77 días después. En todo ese tiempo se tejieron varias hipótesis, las más descabelladas fueron impulsadas desde el gobierno nacional y su prensa oficial, alentadas en las redes sociales desde los trollcenters oficialistas. Sin embargo, hay algo que no se puede ocultar: Santiago desaparece (¿y muere?) en medio de un operativo represivo ilegal de Gendarmería. El caso del joven Rafael Nahuel deja menos lugar a dudas, fue acribillado por la espalda a manos de Prefectura Naval en la montaña de Villa Mascardi. La vicepresidenta, Gabriela Michetti, intentó una burda defensa del hecho alegando que los mapuches tenían lanzas, piedras y armas de fuego, algo que ya fue descartado por la justicia.

Este año también estuvo marcado por el calendario electoral. El peronismo no logró la tan ansiada unidad pese a todo el intercambio epistolar que hubo entre los candidatos. Luego de dos años en silencio, el ex ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, volvió a la escena política, pero rechazó acompañar a Cristina Fernández de Kirchner en una lista de unidad como su candidato a diputado, alegando que la mejor solución era dar una PASO entre ambos, lo que fue rechazado por la ex presidenta quien decidió lanzar su propio sello: Unidad Ciudadana. El resultado electoral tiene varias lecturas, principalmente el gobierno logró un gran respaldo a nivel nacional para su alianza Cambiemos; por otro lado, podemos observar el fracaso de la mal llamada "oposición responsable” que intenta imitar las políticas y el estilo comunicacional de Cambiemos; por último, el kirchnerismo chocó con la cruda realidad de su espacio, con ellos solos no alcanza para derrotar al oficialismo.

Un hecho inédito y aterrador que se vivió en este año de gestión de Macri fue la desaparición del submarino ARA San Juan, la cual expone al gobierno nacional a niveles inciertos. Sobre todo, por la lentitud para reaccionar ante una noticia que recorre el mundo y, aún peor su capacidad para dar respuestas acordes a la comunicación de crisis que exige semejante catástrofe. El presidente Macri y su ministro Aguad no estuvieron a la altura de las circunstancias para explicar lo sucedido y contener a los familiares, luego de que se conozca que el submarino había sufrido una explosión y que las posibilidades de encontrar con vida a los submarinistas eran casi nulas. De este modo, delegaron insólitamente la comunicación de los hechos en el vocero de la Armada, el capitán Balbi, y así evitar el costo político de la tragedia. Bien jugado, Mauricio.

Luego de la victoria electoral, Macri impulsó una serie de reformas que en campaña había dicho que no iba a hacer. Inesperado. La aprobación a sangre y fuego de la reforma previsional fue el último gran costo político que pagó el Ejecutivo Nacional en este año. El ahorro fiscal gracias al ajuste a los sectores más vulnerables de nuestra sociedad es un gran alivio para los números rojos del déficit, pero también hay que tener en cuenta el gran descontento social producto del recorte que sufrirán 17 millones de personas.

Por el momento, la Justicia es una de las pocas áreas que le ha traído buenas noticias al oficialismo, que casualmente amolda bastante bien sus tiempos a los del gobierno. Ante una mala noticia, un procesamiento, otra mala noticia, una detención. La última decisión del juez Bonadio, que es más macrista que vacacionar en la estancia de Joe Lewis, dejó al descubierto el doble estándar a la hora de dictar las prisiones preventivas: en la causa real por encubrimiento al atentado a la AMIA que se está llevando a cabo, ninguno de los procesados (Menem, Beraja, Anzorreguy, Corach y Galeano) fue detenido. Sin embargo, Héctor Timerman, Luis D’Elia, Carlos Zannini, Fernando Esteche, Jorge "Yussuf” Khalil se encuentran detenidos y la ex presidenta con pedido de desafuero, por una causa desechada varias veces y hasta refutada por la INTERPOL.

No obstante, pese a todo el ayudín mediático y justiciero de Comodoro Py, el balance del año tiene un saldo negativo para el gobierno. Dilapidó el crédito de su victoria electoral en muy poco tiempo tomando una medida tan impopular como recortar el aumento a las jubilaciones. No supo responder en momentos sensibles como la muerte de Santiago Maldonado, Rafael Nahuel y la desaparición del submarino. Quedó en evidencia las presiones que ejerce sobre la justicia y los organismos internacionales advierten sobre el abuso de la prisión preventiva que se ejerce en nuestro país. Pero no todas son malas para el gobierno, lo que sí quedó claro este año es que el blindaje mediático que posee sigue dando resultados, aunque con una gran advertencia: el relato se derrumba cuando choca de frente contra la realidad. A tener en cuenta para 2018.