Joe Biden es el nuevo presidente de Estados Unidos, a pesar de que en un hecho insólito Donald Trump -a casi una semana de los comicios- sigue sin reconocer su derrota.

El triunfo de Biden que evidenciado no solo por la mayoría incuestionable que alcanzó en electores, sino por el respaldo de la comunidad internacional y los principales factores de poder del país al resultado. Rápidamente los líderes del mundo saludaron al demócrata (salvo China, Rusia, Brasil y México) y se pusieron a disposición para colaborar, al igual que referentes históricos republicanos como George W. Bush o cadenas conservadoras como la Fox News.

En este cuadro, el exvice de Obama deberá comenzar a sortear la transición de gobierno que, según esta previsto en el calendario, debería realizarse el 20 de enero. Por lo tanto, el senador tiene poco más de dos meses para poder ordenar las cosas con su antecesor antes de la llegada a la Casa Blanca.

Sin embargo, la negativa de Trump a reconocer la derrota son un anticipo de lo que puede ser el proceso con un mandatario saliente caracterizado por no respetar ningún protocolo. Hoy, al menos, resulta inimaginable una reunión cara a cara entre ambos para tratar los asuntos del traspaso.

No obstante, el demócrata ya avanzó en pasos en ese sentido. Un día después de conocerse el resultado, el equipo del presidente electo puso en marcha un comité para la transición con un foco inmediato en la gestión de la pandemia que tiene al país en el epicentro de contagios y muertes.

El equipo estará encabezado por Vivek Murthy, ex director general de Servicios de Salud con Obama; David Kessler, excomisionado de la Administración de Alimentos y Medicamentos durante las administraciones de Bill Clinton y George W. Bush, y la doctora Marcella Nunez-Smith de la Universidad de Yale.

Por otro lado, al momento de asumir, Biden desplegaría un paquete de medidas para revertir las últimas decisiones de Trump, como el retiro de EEUU de la OMS o el Acuerdo de París. El golpe de efecto, de todas maneras, podría agotarse rápido si no llega a un entendimiento con los republicanos que, muy probablemente, ratifiquen su mayoría en el Senado.