Aunque reprueba al Gobierno desde el llano, Carlos Melconian estuvo cerca de asumir como un superministro de economía durante aquel fin de semana frenético en la Quinta de Olivos en la que se jibarizaron a la mitad la cantidad de ministerios. Crítico por derecha y víctima de su propio sincericidio, el ex titular del Banco Nación realiza stand ups de diagnósticos económicos que provocan risas entre los espectadores pero también pesimismo sobre un país que, después de escuchar al economista, no va a ningún lado a menos que se haga lo que hay que hacer.

Sus declaraciones incomodan al entorno de Mauricio Macri cada vez que habla, pero no es aún más duro con la política económica que esbozó el kirchnerismo durante 12 años. Nunca vio la luz al final del túnel de los gobiernos populares y, al igual que otros que se mueven en su arco ideológico, tiende a no guardarse nada y no dice lo que se quiere escuchar.

En ese sentido, confrontó con el optimismo oficialista desde el día uno de Macri y se chocó con el keynesianismo de Alfonso Prat-Gay, en un principio, y luego con la pata política que encarna el jefe de Gabinete, Marcos Peña, poco atento a las calculadoras a la hora de manejar la economía. Un error que, para Melconian, al Gobierno le puede costar incluso la reelección del Presidente. En un duro informe, el economista de la ortodoxia mostró los cuatro puntos más fuertes de la pesada herencia kirchnerista y los cuatro errores de Cambiemos a la hora de intentar solucionarlos. 61 diapositivas de las que ningún Gobierno sale ileso.

El informe de Melconian


Para el economista que supo presidir el Banco Nación, la pesada herencia kirchnerista existió y la situación que dejó Cristina Kirchner necesitaba más de un mandato para ser solucionados. Sin embargo, el actual Gobierno intentó apurar la salida de los desbarajustes y sólo aceleró a un tren que iba en dirección a un paredón.

La pesada herencia, según Melconian

  • El kirchnerismo dejó un gasto público entre 12 y 13 puntos del PIB más alto que el promedio histórico argentino. Una cifra gigante imposible de licuar con crecimiento ni inflación moderada, por lo que hacía falta una inflación descomunal para licar el gasto.

  • Déficit externo muy difícil de corregir "por las buenas”. Un tipo de cambio que incentivaba a viajar al exterior y a importar producción. El atraso cambiario era muy significativo. El dólar atrasado provocó que, en cuanto la actividad se recuperó un poco en 2017, las importaciones volaron y el déficit externo las acompaño. Solución: un dólar a $40 (la situación actual es cercana).

  • Precios relativos "ridículos”: tarifas públicas y servicios congelados por 10 años, además de subsidiados. El equilibrio de este problema llevaría, indudablemente, a un recalentamiento de la inflación, ya que las subas de esos servicios se trasladan a los precios en los supermercados.

  • Estanflación arraigada: un período de diez años con inflación promedio de 25% y un PIB serrucho (que subió en los años electorales y bajó en los pares).

     


Cambiemos empeoró las cosas

Por otro lado, si bien reconoció "el peso” de la herencia kirchnerista, Melconian criticó en otros cuatro puntos el optimismo del Gobierno a la hora de intentar solucionar los desbarajustes de la economía.

  • Se subestimaron las consecuencias de salir del cepo cambiario. El mercado único del tipo de cambio disparó la demanda de dólares y generó una oferta volátil y especulativa. "No hubo lluvia de inversiones, sólo carry-trade”, apunta.

  • Financiamiento con dólares del déficit en pesos. El Gobierno subestimó las derivaciones de derrochar dólares para bancar el déficit fiscal en pesos. Consecuencias: la tasa de interés quedó alta y el tipo de cambio bajo.

  • Metas de inflación irrealistas. Para el economista, las metas de Prat Gay y Sturzenegger fueron demasiado optimistas. El equipo económico subestimó la acumulación de LEBACs a tasas de interés muy altas.

  • Apostar la convergencia fiscal sólo al crecimiento económico. El gobierno intentó cumplir con un programa que incluía contradicciones: Plan de infraestructura, Reparación Histórica, baja de impuestos, etc. Lo que derivó en necesidades fiscales impagables en el mediano plazo.