El debate del martes se vio empañado por los insultos y golpes que reinaron en el Congreso, pero el oficialismo consiguió dictamen de mayoría para llevar la Reforma Previsional a la Cámara de Diputados. Y aunque desde el Gobierno confían en que los votos no serán un problema durante la jornada del jueves, la realidad marca que puede que lleguen con lo justo.

140 votos

Cambiemos logró el apoyo de los gobernadores Juan Schiaretti (Córdoba) y Juan Manzur (Tucumán), que suman siete votos, en tanto la dupla conformada por Nicolás Massot y Mario Negri buscarán replicar el mismo gesto con otros gobernadores, mientras se espera que los seis brazos que gestiona el gobernador de Santiago del Estero, Gerardo Zamora, sean alzados.

Sin embargo, el bloque del salteño Pablo Kosiner, conformado por 35 diputados, todavía no se definió respecto a su decisión y es la llave para alcanzar con holgura (o hacerlo con los porotos justos) la aprobación de la reforma. "Algunos diputados votarán en contra", anticipó Kosiner.

Necesidad imperativa

Con holgura o no, la reforma previsional se va a aprobar en la Cámara Baja. Y por más que la CGT ya haya anticipado un paro general para el viernes 15, la principal preocupación de la Casa Rosada en su necesidad de convertirla en ley es la erosión de su imagen.

La reforma previsional es una necesidad imperativa para poder lograr sostener un modelo económico que tiene sus defectos, emite deuda, alza las tasas de interés y le urge reducir el gasto público y, primordialmente, el déficit fiscal. Para ello, el Gobierno se apoya en el respaldo nacional de la gente que los votó a lo largo y a lo ancho del país.

Erosión

Difícilmente la reforma previsional sea un golpe que haga tambalear a Mauricio Macri, Marcos Peña y el Gabinete Nacional, pero, sin dudas, genera una erosión en la imágen de ellos que hasta ahora no habían sufrido.

Según el Monitor Sociolaboral de Opinión Pública, liderado por el Centro de Estudios del Trabajo y el Desarrollo de la UNSAM, el 66% de los encuestados están en contra de la reforma. Sin embargo, lo llamativo es un inesperado cambio en la tabulación de la encuesta.

En un (in)esperado reflejo del bolsillo, los mayores de 55 años, un enorme grupo de votantes de Cambiemos, se mostraron antipáticos por la medida y, probablemente, algunos llevarán ese malestar a las urnas en 2019.

Construcción del enemigo

El problema de fondo en la reforma previsional y todas sus reacciones, que, por ahora, no ve el Gobierno es la agrupación de una oposición tan dividida como acéfala. Y ese amontonamiento puede derivar en una incomodidad: un nuevo enemigo.

La aparición de Alcira Argumedo y Vilma Ripoll en la conferencia de Cristina Fernández de Kirchner, la represión a los diputados Victoria Donda y Leonardo Grosso durante la marcha del miércoles y la firme oposición de Facundo Moyano ante las reformas, pueden significar una nueva alianza que fabrique -o fortalezca- a un nuevo enemigo opositor.

Lejos de las fantasías de George Orwell en su novela 1984, el Gobierno nacional está agrupando a varios sectores, agrupaciones y partidos del otro lado de la grieta y, aunque las presidenciales de 2019 están aseguradas, siempre va a ser más sencillo si la oposición está dividida y carente de liderazgo.