El 27 de octubre al mediodía, Julio Blanck citó a todas las personas que trabajaban haciendo el diario Clarín. Era feriado nacional y todos estaban en sus casas esperando al censista. Pero había muerto Néstor Kirchner y la edición no podía ser una más. El que estaba pensado como un número "liviano" terminó siendo uno de los más emblemáticos de la historia del diario de Ernestina Herrera de Noble y Héctor Magnetto.

Según contó el periodista Santiago Fioriti, hoy editor de política, ese día participaron todos de la reunión de edición: columnistas, editores, redactores, diseñadores, fotógrafos. "Vamos a hacer una gran edición, yo voy a tirar algunas ideas y después los voy a escuchar a ustedes", comenzó Blanck, en medio del silencio por el estado general de shock en el que estaban sumergidos los trabajadores y toda la sociedad argentina.

Fueron diez minutos de un monólogo en el que el editor jefe tiró ideas de notas y entrevistas, propuso columnistas e identificó quién debía, o podía, ejecutar cada una de ellas. Cuando terminó, relató Fioriti, ya tenía delineadas unas 40 páginas del diario. En la vorágine de información y sentimientos, Blanck se tomó su tiempo para escribir una columna, cuyo final terminó siendo el título de tapa del diario.

Julio Blanck, el león herbívoro del periodismo de guerra

Julio Blanck fue un cultor de la autocrítica. La hizo muchos años antes del cierre de esa edición, y también muchos años después. En el documental "La crisis causó dos nuevas muertes", de 2006, el periodista reconoció que ese título de tapa del 27 de junio de 2002, acaso uno de los peores de la historia del diario, fue "un error" y aseguró que "periodísticamente no es un título acertado".

"No se sabe aun quién disparó contra los piqueteros", rezaba la volanta que acompañaba ese título principal. Pepe Mateos, reportero gráfico de Clarín, había fotografiado a los policías asesinando a Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, pero esas fotos no aparecieron en la edición del día siguiente. Recién aparecieron después.

Muchos años más tarde, ya en 2016 y con Cristina Fernández de Kirchner fuera del poder, Blanck habló del "periodismo de guerra" que practicó Clarín contra su gobierno, durante el cual se sancionó la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual que obligaba al Grupo a, al menos, fracturarse.

"¿Hicimos periodismo de guerra? Sí. Eso es mal periodismo. Fuimos buenos haciendo guerra, estamos vivos, llegamos vivos al final, al último día. Periodismo eso no es como yo lo entiendo, no es el que me gusta hacer. Y yo lo hice, no le echo la culpa a nadie, yo lo hice. Eran las circunstancias e hice cosas que en circunstancias normales por ahí no hubiese hecho", confesó en una extensa entrevista con La Izquierda Diario.