Hace ya varios años que el uso del cannabis con fines medicinales se coló en las discusión sobre avances en materia de derechos civiles. Popularizado por su uso recreativo, penalizado más que legalizado, el cannabis demostró, en las últimas décadas, ser un aliado impensado para algunas dolencias muy comunes.

El aceite fabricado a base de esta planta, por ejemplo, dio resultados positivos para tratar dolencias como la epilepsia. Los testimonios son conmovedores: niños y adolescentes atormentados por dolores que impedían su normal desarrollo encontraron en el aceite de cannabis una respuesta que les cambió la vida.

En este contexto, el gobernador radical Gerardo Morales decidió hacer de la provincia de Jujuy una pionera. No sólo se considera un avance social sin precedentes, de esos en los que nuestro país es un faro de vanguardia, sino que también se presenta como una jugosa oportunidad comercial.

La empresa Cannava, administrada por el Estado jujeño, tiene montado en la provincia un laboratorio y plantaciones con grandes perspectivas de expansión. Es cierto que Morales y los suyos se ven obligados a sujetar su avance a la evolución de las regulaciones a nivel nacional pero, hasta el momento, la apuesta arrojó grandes resultados.

En este sentido, el gobernador publicó este jueves un hilo de tuits anunciando que, por primera vez en nuestro país, se investigará el uso del aceite de cannabis para tratar molestias asociadas al cáncer. Es un experimento que durante 2020 mostró resultados muy alentadores, por ejemplo, en Australia.

Concretamente, Cannava será proveedora de muestras de sus productos para el Instituto de Investigaciones de Medicina Traslacional (IIMT), que depende de la Universidad Austral; y el CONICET. Estos prestigiosos polos de investigación buscarán obtener una radiografía científica de los efectos del aceite en “dolores asociados al cáncer”, explicó el mandatario provincial.

Se prevé que Cannava entregue dos tipos diferentes de preparaciones farmacéuticas a ambas entidades en agosto, para comenzar entonces con el experimento. Los estudios, afirmó Morales, tienen prevista una duración de al menos dos años.