Elisa Carrió sumó un nuevo capítulo a una semana de declaraciones polémicas en el ámbito judicial, con las que revolucionó el ecosistema político. Tras su renuncia a presidir la Bicameral del Ministerio Público y el posterior pedido de juicio político al ministro de Justicia, Germán Garavano, arremetió contra Daniel Angelici y volvió a ejercer presión sobre Mauricio Macri.

La líder de la Coalición Cívica reclamó por la salida de tres funcionarios de la AFIP de su agrado, al afirmar que esa acción "equivale a aliarse con Ricardo Echegaray", el presidente de la entidad recaudadora durante el gobierno kirchnerista. 

En esta línea, apuntó todos los cañones contra el mandamás de Boca Juniors, quien continúa operando en la trastienda de la escena jurídica para no perder la mayoría oficialista en el Consejo de la Magistratura, en medio de las elecciones del órgano, que escoge a los jueces que luego votará el Senado.

Tras adjudicarle la decisión en la AFIP a quien considera un enemigo público -lo que también le atañe a Ernesto Sanz-, la diputada por la Ciudad de Buenos Aires presionó a Macri. "El Presidente va a tener que elegir entre Angelici o Carrió, él sabe que elige o cae. Yo garantizo la gobernabilidad, él solamente tiene que dar una respuesta", enfatizó. 

En plena lucha contra la corrupción, a comienzos de semana Carrió había renunciado a postularse para comandar una comisión estratégica que deberá determinar, entre otros puntos salientes, el futuro de la reforma del Ministerio Público Fiscal. Tras la dimisión, argumentó que trabajará con libertad para "seguir investigando jueces y fiscales corruptos".

Sin embargo, sorprendió a propios y extraños al exclamar, un día después, su intención de pedir un juicio político para Germán Garavano, por cuestionar la aplicación de las prisiones preventivas. "Hay un sector del gobierno que por conveniencia no desea verdad, justicia y condena", disparó, en una flagrante alusión al titular de la cartera judicial.

En momentos en los que la Casa Rosada está encontrando algo de calma después de la tormenta, la inoportuna embestida de una baluarte de la alianza Cambiemos retoma el escepticismo. Quedará por verse cuánto afecta este nuevo ataque al futuro del partido, que necesitará de todos sus integrantes para obtener la reelección en 2019.