Estados Unidos y China alcanzaron una tregua en la guerra comercial iniciada hace más de un mes por Donald Trump y replicada por Xi Jinping, al acordar en las últimas horas una reducción temporal de los aranceles recíprocos que cobran a los productos que importan del otro país. Ese recorte, anunciado a través de un comunicado conjunto, entrará en vigencia este miércoles 14 de mayo.

Durante conversaciones mantenidas el fin de semana en Ginebra, Suiza, tanto la nación norteamericana como el gigante asiático pactaron bajar sus tasas en un 115%, en principio, por 90 días. En este marco, se espera una buena reacción de los mercados.

El representante comercial de Estados Unidos, Jamieson Greer, precisó este lunes que su "superarancel" descenderá "a un 10%". Esto se debe a una disminución de 24 puntos porcentuales de los derechos del 34% impuestos el 2 de abril, aunque China aún deberá enfrentar una tarifa del 30% debido a las cargas previas al llamado "Día de la Liberación", las cuales incluyen los gravámenes al fentanilo.

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En tanto, las tasas fijadas por Beijing a los bienes provenientes de suelo norteamericano se reducirán de 125% a 10% y "eliminan las contramedidas que tienen en vigor", agregó el representante de la Casa Blanca.

"Estamos en un período de pausa de 90 días para las negociaciones, con las que tanto China como Estados Unidos están muy comprometidos", destacó Greer, quien horas antes había admitido que "quizás las diferencias no eran tan grandes" y enfatizó en que una de las prioridades de Trump es cerrar el déficit comercial de su país con el asiático, que alcanzó en 2024 un récord de USD 263.000 millones.

En sintonía, el secretario del Tesoro norteamericano, Scott Bessent, había reconocido que hubo un "progreso sustancial" en la reunión sobre aranceles con China, por lo que se espera una reacción positiva en las mercados en el inicio de la semana bursátil.

Las discusiones se llevaron a cabo en la residencia del embajador suizo ante Naciones Unidas, bajo gran hermetismo, y es apenas la primera de lo que se prevé que sea un mecanismo permanente diálogo bilateral, liderado por Bessent y sus pares chinos.

Este acuerdo podría permitir que se estabilicen los mercados mundiales, sacudidos por el enfrentamiento, que ha dejado barcos varados en los puertos con mercancías sin descargar hasta obtener la confirmación final sobre los aranceles acordados.

El mes pasado, Trump subió los gravámenes a un 145% al gigante asiático, mientras que China respondió con un 125% a las importaciones provenientes de suelo estadounidense. Esto significaba, en los papeles, un boicot mutuo que implica un freno al flujo comercial que el año pasado superó los USD 660.000 millones.