La cuenta regresiva se acerca a su final y la elección del Papa que sucederá al argentino Jorge Bergoglio ya está a la vuelta de la esquina. Trabajadores del Vaticano instalaron este viernes la chimenea que anunciará desde la Capilla Sixtina si los cardenales que desde el próximo miércoles participarán del cónclave eligieron o no a un nuevo Sumo Pontífice.

Unos cinco bomberos de la Santa Sede subieron al tejado del majestuoso edificio para colocar el humero y pasaron desapercibidos para los muchos turistas que visitaban la plaza de San Pedro, aunque algunos lo notaron y subieron videos a las redes sociales.

A partir del miércoles 7 de mayo, 133 cardenales, todos menores de 80 años, se encerrarán en la Capilla Sixtina para decidir el nombre del reemplazante de Francisco, quien murió hace 11 días. Según las reglas canónicas, no podrán tener contacto con el exterior y, una vez dentro, jurarán secreto absoluto.

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El humo, producto de la quema de las papeletas con el voto de los cardenales, anunciará al mundo si hay o no sucesor: si es blanco, significará que el nuevo líder de la Iglesia católica ha sido elegido, mientras que, si es negro, supondrá que no hubo acuerdo y que, por lo tanto, el cónclave debe proseguir.

En ese caso, se celebrarán cuatro votaciones al día: dos por la mañana y dos por la tarde. Para ser elegido Papa, un candidato deberá cosechar dos tercios de los votos (89).

Si bien no hay una duración pautada ni límite prestablecido, en los dos cónclaves previos -en 2005, cuando fue nombrado Benedicto XVI, y en 2013, cuando fue consagrado Francisco- la decisión se alcanzó tras dos días de conversaciones cardenalicias.

Si después de 33 votaciones no hay acuerdo, se elegirá entre los dos cardenales que hayan obtenido mayor cantidad de sufragios y ganará quien consiga la mitad más uno de las adhesiones. 

Fuentes eclesiásticas aseguran que quien pica en punta para suceder a Bergoglio es el italiano Pietro Parolin, secretario de Estado de la Santa Sede y número dos de Francisco. No obstante, los expertos señalan que, por lo general, los candidatos a priori no suelen ganar las elecciones y, en ese sentido, reproducen una máxima no escrita: "Quien entra (al cónclave) Papa, sale cardenal".

Los argentinos en condiciones de ser "papables" son cuatro: Víctor "Tucho" Fernández, Vicente Bokalic Iglic, Ángel Sixto Rossi y Mario Poli.

Todos ellos fueron nombrados por el difunto Sumo Pontífice, al igual que el 80% de los 133 purpurados que integran el colegio cardenalicio que decidirá el reemplazante de Francisco.