El fallecimiento del papa Francisco llevó este lunes a realizar un repaso de los momentos importantes de sus 12 años de pontificado, marcado desde su inicio por el diálogo y el acercamiento a los más necesitados, los cuales definieron una renovación de la Iglesia católica.

El primero de esos eventos históricos tuvo lugar el 23 de marzo de 2013, tan sólo 10 días después de su elección, cuando se reunió con Benedicto XVI en la localidad italiana de Castel Gandolfo. Esa fue la primera vez que un Sumo Pontífice en ejercicio se encontró con su predecesor vivo. En tanto, el 5 de enero de 2023, casi una década después, presidió el funeral del alemán en la Plaza de San Pedro y lo encomendó "a las manos del Padre".

El segundo episodio importante de su papado fue su primer viaje pastoral fuera de Roma, que tuvo como destino la isla italiana Lampedusa, epicentro de la crisis migratoria mediterránea. Esta visita fue significativa ya que la situación de los refugiados fue uno de los temas sobre los que se manifestó durante todo su período al frente de la Iglesia.

Jorge Bergoglio en Lampedusa, a donde acudió en medio del desastre humanitario por las migraciones desesperadas de África a Europa (Foto: redes).
Jorge Bergoglio en Lampedusa, a donde acudió en medio del desastre humanitario por las migraciones desesperadas de África a Europa (Foto: redes).

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Poco más de un año después de iniciar su pontificado, el 27 de abril de 2014, Francisco encabezó un tercer momento clave: la canonización simultánea de sus antecesores Juan XXIII y Juan Pablo II, quienes impulsaron, respectivamente, el Concilio Vaticano II -que marcó una renovación del catolicismo en el siglo XX- y el ingreso al tercer milenio.

El cuarto evento histórico fue su discurso ante el Congreso de Estados Unidos, el 24 de septiembre de 2015, que lo convirtió en el primer Papa en dirigirse a una sesión conjunta del Parlamento de ese país, oficialmente laico pero con una fuerte presencia cristiana -no católica- y protestante.

Al año siguiente, el 12 de febrero de 2016, el Sumo Pontífice protagonizó un quinto acontecimiento relevante en su mandato, caracterizado por el diálogo interreligioso, al encontrarse en Cuba con el Patriarca Kiril, de la Iglesia Ortodoxa Rusa. Ese fue el primer encuentro entre los líderes de ambos credos desde el Cisma de 1054, aunque la relación se tensó en 2022 con la invasión a Ucrania, contexto en el que Francisco cuestionó la postura beligerante del europeo.

En tanto, el 22 de septiembre de 2018 tuvo lugar un sexto episodio importante: el acuerdo provisional con China sobre el nombramiento de obispos, por el que el Papa reconoció a ocho prelados designados por Beijing sin su aprobación, mientras que las autoridades del país asiático reconocieron a dos exobispos de la Iglesia.

El séptimo momento, que también atravesó todo su mandato, fue su rechazo a los abusos sexuales en el clero, con la creación de una comisión especial para acelerar el procesamiento de demandas contra religiosos y el fortalecimiento de las normas para la destitución de obispos, puntualizando en la negligencia en estos casos. También impuso la obligación de denunciar y promulgó los procedimientos para prevenir y combatir estos delitos.

La octava situación clave fue el 27 de marzo de 2020, en medio de un escenario que representó un punto de inflexión a nivel global, como fue la pandemia de Covid-19. En ese contexto, Francisco oró en una plaza San Pedro desierta, aprovechando para criticar el modelo económico mundial y hacer un llamado a la solidaridad.

El noveno evento llegó en marzo de 2021, cuando se convirtió en el primer Papa en visitar Irak, en donde se reunió con comunidades cristianas devastadas por el grupo terrorista ISIS y con el líder del islam chií Gran Ayatolá Ali al-Sistani; mientras que el décimo fue la apertura del Jubileo 2025, realizada en diciembre pasado en la cárcel romana de Rebibbia, en la que insistió con su postura misericordiosa e inclusiva.

Esa visión ya había tenido un hito central entre 2015 y 2016, con el Jubileo de la Misericordia, inaugurado en la República Centroafricana y por el que el Sumo Pontífice dedicó todo ese Año Santo a promover una Iglesia más humanitaria.