León XIV inició su papado con el recuerdo de Francisco, críticas al capitalismo y el llamado a forjar "un mundo reconciliado"
Durante su misa de entronización, el Sumo Pontífice saludó a todos "con el corazón lleno de gratitud". A la ceremonia asistieron 190 delegaciones internacionales, entre las que se destacaron las ausencias de Trump y Milei.
En el marco de la misa de entronización en El Vaticano, León XIV comenz�� formalmente su pontificado este domingo, con una homilía inaugural en la que consideró que "es la hora del amor" y recordó a Francisco, además de manifestar sus críticas al capitalismo y llamar a forjar "un mundo reconciliado".
Durante la celebración realizada en la basílica de San Pedro a partir de las 10 hora local (5 de Argentina) y que contó con la presencia de 190 delegaciones internacionales y al menos 250.000 fieles, el 267° Sumo Pontífice de la historia saludó a todos "con el corazón lleno de gratitud".
Tras citar a San Agustín -santo al que sigue la orden religiosa a la que pertenece-, el Papa se refirió al fallecimiento de Jorge Mario Bergoglio al lamentar: "Ha llenado de tristeza nuestros corazones. Y en esas horas difíciles nos hemos sentido como esas multitudes que el Evangelio describe como ovejas que no tienen pastor".
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"Precisamente, en el día de Pascua, recibimos su última bendición y a la luz de la resurrección, afrontamos ese momento con la certeza de que el Señor nunca abandona a su pueblo, lo reúne cuando está disperso y lo cuida como un pastor a su rebaño", celebró el nuevo Obispo de Roma.
En este sentido, señaló que "con este espíritu de fe, el Colegio de los cardenales se reunió para el cónclave" y destacó que pusieron "en las manos de Dios" el deseo de elegir a un Sumo Pontífice que sea "capaz de custodiar el rico patrimonio de la fe cristiana y, al mismo tiempo, de mirar más allá, para saber afrontar los interrogantes, las inquietudes y los desafíos de hoy".
Asimismo, quien antes de ser designado líder de la Iglesia católica fuera conocido como Robert Francis Prevost aclaró que fue "elegido sin ningún mérito" y reconoció: "Con temor y temblor, vengo a ustedes como un hermano que quiere hacerse siervo de su fe y de su alegría, caminando con ustedes por el camino del amor de Dios, que nos quiere a todos unidos en una sola familia".
Al inicio de la jornada en la que comenzó su ministerio petrino, León XIV había realizado un recorrido a bordo del papamóvil entre los miles de presentes. Luego, a las 9:15, ingresó a la basílica y rezó ante la tumba del apóstol San Pedro, acompañado por patriarcas de iglesias orientales.
Después, como parte del ritual, recibió de dos diáconos el palio y el Anillo del Pescador, dos de los elementos de mayor importancia de la ceremonia. Tras ser oficializado formalmente como el sucesor de San Pedro, se dio lectura del Evangelio y se realizó la oración del Espíritu Santo. Momentos más tarde, brindó la mencionada homilía, en la que esbozó su visión y principales lineamentos de su conducción al frente de la Iglesia católica.
El estadounidense nacionalizado peruano expuso ante la mirada de miles de fieles en la plaza, millones en el mundo y una gran cantidad de líderes internacionales. Su nación de origen estuvo representada por su vicepresidente, James David Vance, ante la ausencia de Donald Trump, y su segunda patria, por su jefa de Estado, Dina Boluarte. Por otros países de Sudamérica, acudieron los presidentes Gustavo Petro (Colombia), Daniel Noboa (Ecuador) y Santiago Peña (Paraguay).
Cabe recordar que Javier Milei tenía planificado trasladarse a la Santa Sede, pero finalmente suspendió su viaje y en representación de Argentina estuvieron el canciller, Gerardo Werthein, y la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello.
A nivel europeo se hicieron presentes, entre otros, el canciller alemán, Friedrich Merz; el primer ministro francés, Francois Bayrou; y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
Por parte de la realeza asistieron los reyes de España, Felipe VI y Letizia, y la reina Máxima, de Países Bajos. Quien se ausentó fue Carlos III, del Reino Unido, quien estuvo representado por el príncipe Eduardo, duque de Edimburgo.