"En una vida caben muchas vidas", reza una frase de autor desconocido, pero que bien puede describir al expresidente uruguayo José "Pepe" Mujica, que pasó de guerrillero tupamaro a convertirse en una leyenda de la política latinoamericana que, seguramente, se verá agigantada desde este martes, cuando un cáncer de esófago contra el que batalló en el último tiempo le cegó la vida, a los 89 años.

Inspirado en el comunismo de Mao y contagiado por la ola revolucionaria de Cuba, Mujica -nacido el 20 de mayo de 1935 en Montevideo- se unió en la década de los años sesenta a la guerrilla del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T).

Participó en decenas de operaciones, fue detenido varias veces y otras tantas se fugó, hasta que, tras el golpe de Estado de 1973, fue encarcelado por la dictadura.

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En 1985 recuperó su libertad, decidido a abandonar las armas y empuñar la palabra. "Después de la pena de muerte, la soledad es uno de los castigos más duros", solía comentar "Pepe" al reflexionar sobre esos años de encierro y sufrimiento.

Su carisma y su conexión con el pueblo le permitieron ascender rápidamente en las filas del Frente Amplio, una coalición de izquierda que representaba sus ideales. En 1994 fue elegido diputado y en 1999, senador. Finalmente, en 2009, fue electo presidente de Uruguay, cargo que ocupó entre 2010 y 2015.

Cuando accedió a la Presidencia era conocido como "un hombre componedor", capaz de seducir tanto a los empresarios como a la oposición. Mujica no vestía traje -algo que comenzó a hacer durante la campaña, aunque sin corbata-, se expresaba en un lenguaje llano y popular y carecía de título universitario.

Pero lo que realmente lo distinguió fue su estilo de vida austero y el rechazo a los lujos del poder. Casado con la extupamara Lucía Topolansky, como mandatario continuó viviendo en su modesta chacra a las afueras de Montevideo, manejando su viejo "escarabajo" y donando la mayor parte de su salario presidencial a causas benéficas.

"Con Mujica hemos encontrado un tono de contacto muy bueno. Tiene un pragmatismo que (lo) distingue entre los demás dirigentes", afirmaba nada menos que su rival de entonces en la carrera presidencial, Luis Alberto Lacalle, quien ya había ejercido la primera magistratura.

El senador del Partido Colorado (centroderecha) Ope Pasquet destacó "su bonhomía y su don de comunicación", mientras que el líder del pequeño Partido Independiente (centroizquierda), Pablo Mieres, subrayó su "estilo más horizontal... que le permite un diálogo más abierto".

Entre las apostillas destacables de su gestión, se recuerda que terminó herido cuando ayudaba a un hombre a reparar el techo de su vivienda tras un temporal, así como un susto cuando le descartaron una trombosis, todo esto en 2012.

Captó la atención del mundo por su estilo sencillo y campechano -fue calificado por medios internaciones como el Presidente más pobre del mundo-, así como por su discurso anticonsumista, pragmatismo y reflexiones sobre el rumbo de la humanidad.

En octubre de 2020 renunció a su lugar en el Senado y se retiró de la política activa. "En mi jardín hace décadas que no cultivo el odio... el odio nos destruye", aseguró. "He pasado de todo, pero no le tengo odio a nadie y les quiero transmitir a los jóvenes que triunfar en la vida no es ganar, sino levantarse cada vez que uno cae", comentó.

En abril de 2024, anunció que padecía un tumor en el esófago y que no podía recibir el tratamiento habitual contra el cáncer. "Esta vez me parece que la parca viene con guadaña", vaticinó con su habitual sabiduría, consciente de que el final de su vida de película se encontraba a la vuelta de la esquina.