Un día después de una ofensiva israelí a gran escala que buscaba desmantelar el programa nuclear iraní y que destruyó centros atómicos, además de eliminar a altos jefes militares y científicos clave, la tensión en Medio Oriente alcanzó un punto crítico este sábado, con un impactante intercambio de misiles y ataques aéreos entre ambos países.

En Teherán, la televisión estatal iraní reportó que un ataque a un complejo residencial dejó aproximadamente 60 muertos, incluyendo 20 niños. Se informaron más ataques a lo largo del país, mientras Israel declaraba haber impactado más de 150 objetivos.

Por su parte, en Israel, las sirenas antiaéreas enviaron a los ciudadanos a los refugios, y los interceptores de se elevaron para enfrentar las cuatro oleadas de ataques que dispararon más de 200 misiles y una cantidad similar de drones, según fuentes oficiales del Estado judío, que informaron de tres muertos.

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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, elogió las acciones de Israel y advirtió que "lo peor está por venir" si Irán no acepta una drástica reducción de su programa nuclear, tal como lo exige el país norteamericano en las conversaciones programadas para reanudarse el domingo.

Con la operación israelí proyectada para durar semanas, y los llamados al pueblo iraní del primer ministro Benjamin Netanyahu para que se levante contra sus líderes, los temores de una conflagración regional que arrastre a potencias extranjeras han aumentado, con posibles repercusiones económicas y financieras globales. Estados Unidos, un aliado clave de Israel, confirmó haber ayudado a derribar misiles enemigos.

A pesar de la asistencia estadounidense, los disparos iraníes continuaron quebrando la Cúpula de Hierro e impactando en zonas residenciales del Estado judío. 

El ministro de Defensa israelí, Israel Katz, declaró que el liderazgo iraní había cruzado una línea roja y amenazó: "Si (el líder supremo, el ayatolá Alí) Jamenei continúa disparando misiles contra el frente interno de nuestro país, Teherán arderá".

La república islámica había prometido vengar el ataque israelí del viernes, que, según el enviado iraní a la ONU, "destruyó el liderazgo nuclear y militar de Irán", y causó daños significativos a plantas atómicas y bases militares, resultando en la muerte de 78 personas, incluyendo civiles.

La televisión estatal iraní también informó que Teherán advirtió a los aliados de Israel que sus bases militares regionales serían atacadas si asistían en la intercepción de misiles iraníes.

Mientras tanto, el grupo hutí de Yemen, aliado de Irán, lanzó misiles contra Israel el viernes por la noche. Al menos uno de estos misiles pareció desviarse, hiriendo a cinco palestinos, incluyendo tres niños, en la Cisjordania ocupada por Israel, según la Media Luna Roja Palestina.