En una escalada del conflicto bélico cada vez más peligrosa, y luego de que Teherán atacara el hospital Soroka, Israel responsabilizó este jueves al líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, por ordenar la ofensiva contra objetivos civiles. "Tendrá que rendir cuentas por sus crímenes", expresó el ministro de Defensa Israel Katz, mientras que la república islámica amenazó con represalias si Estados Unidos toma partido por su aliado judío en la guerra de Medio Oriente.

"Jamenei declara abiertamente que quiere destruir a Israel, él personalmente da la orden de disparar contra hospitales. Considera la destrucción del Estado de Israel como un objetivo", manifestó el funcionario a periodistas en Jolón, cerca de Tel Aviv. "A un hombre así ya no se le puede permitir seguir existiendo", sentenció. 

Por su parte, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, expresó: "Exigiremos el precio total a los tiranos de Teherán". Y advirtió que su país reaccionará con firmeza tras el impacto de un misil balístico iraní en el centro médico ubicado en Beersheba, junto con otras incursiones en zonas residenciales.

En tanto, Katz también manifestó: "El cobarde dictador iraní se esconde en un búnker fortificado y ordena ataques deliberados contra hospitales y edificios residenciales en Israel". Asimismo, ambos funcionarios del Estado judío informaron que dieron instrucciones al Ejército para intensificar los ataques contra objetivos estratégicos de su archienemigo regional.

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En tanto, el régimen iraní amenazó con tomar represalias si Washington actúa en apoyo de Tel Aviv. Así lo precisó el vicecanciller Kazem Gharibabadi, en declaraciones recogidas por medios estatales en las que indicó que Teherán tiene "todas las opciones militares necesarias sobre la mesa" y responderá con fuerza si percibe una agresión directa.

"Si Estados Unidos quiere intervenir activamente en apoyo a Israel, Irán no tendrá otra opción que utilizar sus herramientas para dar una lección a los agresores y defenderse", apuntó Gharibabadi, quien además recomendó al gobierno de Donald Trump mantenerse al margen si no está dispuesto a detener "la agresión israelí".

En el séptimo día de fuego incesante, los israelíes bombardearon más de 40 blancos militares iraníes, entre ellos el crucial reactor de agua pesada en Arak, el sitio nuclear de Natanz y otras instalaciones vinculadas al programa atómico. En el operativo participaron 40 cazas y se usaron más de 100 municiones guiadas, con la meta de dañar componentes asociados a la producción de plutonio y al desarrollo de armas nucleares, según declararon las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI).

Horas después, la respuesta fue el lanzamiento de unos 30 misiles balísticos contra las ciudades de Holón, Ramat Gan y Beersheba. En la primera, colapsó parcialmente un edificio residencial tras un impacto directo, y en la última de ellas el evento más conmovedor fue el estallido en el Hospital Soroka, el principal centro médico del sur de Israel. Aunque no se reportaron víctimas fatales, sí hubo varios heridos, algunos de ellos de gravedad.

El territorio gobernado por Netanyahu continúa con nivel de alerta máximo, debido a que el enfrentamiento entró en una fase crítica, con blancos civiles y ataques directos a infraestructura médica y zonas urbanas. Por ello, siguen pidiendo que la población permanezca cerca de los refugios.