Mientras el Amazonas arde en llamas, políticos de todas partes del mundo y varias personalidades comenzaron a presionar al presidente Jair Bolsonaro para que tome cartas en el asunto. La crisis climática y el impacto de las políticas que favorecen la explotación de recursos en áreas protegidas fueron los dos puntos que 

Los cruces no tardaron en llegar. El presidente francés, Emmanuel Macron, reclamó al Grupo de los siete (G7) que el tema sea tratado por el organismo ya que supone una crisis internacional. "La Amazonia, el pulmón de nuestro planeta que produce el 20% de nuestro oxígeno está en llamas, es una crisis internacional", afirmó.

Bolsonaro, por su parte, lo acusó de sensacionalista y aseguró que exagera para obtener beneficios políticos personales. Ante tal situación, Macron (que recibió el apoyo de la canciller alemana Ángela Merkel) anunció que podría abandonar el acuerdo entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur (cuyas negociaciones se concluyeron el pasado 28 de junio, pero todavía no está ratificado). Esto supondría un gran impacto económico y financiero para todos los países del bloque regional, dado que el convenio prevé incrementar los intercambios comerciales entre ambos firmantes mediante la supresión de tarifas aduaneras a diferentes productos.

La ONU también se expresó al respecto. Su secretario general, Antonio Guterres, escribió en su cuenta de Twitter: "En medio de la crisis climática global, no podemos permitirnos dañar más una de nuestras fuentes de oxígeno y biodiversidad", ha añadido el diplomático portugués.

Colombia, por su parte, le propuso a Brasil, Bolivia, Ecuador y Perú realizar un "proyecto conjunto" de prevención frente a la catástrofe ambiental. Además, tanto el Gobierno de Chile como el de la Argentina ofrecieron su ayuda para luchar contra los incendios.