Jair Bolsonaro se convirtió en el nuevo presidente de Brasil. Con una alentadora primera vuelta, el candidato de derecha superó ampliamente en las urnas a Fernando Haddad y se transformó en el primer mandatario del país más importante de la región.

El referente de la ultraderecha y ex legislador tiene un prontuario de frases polémicas que provocó el temor de toda la región sobre sus años de gestión y un posible regreso a las épocas de tortura y persecución.

"No te voy a violar porque no te lo mereces", fue una de las tantas frases "célebres" del diputado de ultraderecha que no tiene pudor en declararse públicamente machista, homofóbico, racista y defensor de la Dictadura Militar (1964 - 1985).

Sorpresivamente, con estas características el militar retirado que se presenta para el Partido Social Liberal (PSL) logró una gran elección en la primera instancia y su 46% le había dejado casi servido un triunfo en el ballotage, que esta noche se terminó de cristalizar.

Dentro de los cientos de discursos que ha dado durante sus siete mandatos como parlamentario, algunas perlitas destacan para entender cómo piensa el "preferido" de la población tras la baja de Lula Da Silva de las elecciones.

"Sería incapaz de amar a un hijo homosexual, preferiría que muera en un accidente"

"Los afrodescendientes no hacen nada, creo que ni como reproductores sirven más", expresó Bonsonaro en una entrevista donde le consultaron qué pensaría si uno de sus hijos se enamorara de una persona afroamericana. "No pasará porque están muy bien educados”, agregó.

Tampoco estaría contento si uno de su familia se emparenta con una persona descendiente de los pueblos originarios: "Indios hediondos, no educados y no hablantes de nuestra lengua".

"Sería incapaz de amar a un hijo homosexual, preferiría que muera en un accidente a que aparezca con un hombre con bigote por ahí", dijo, en una de sus declaraciones sobre la homosexualidad.

Homofobia, mano dura y racismo: Jair Bolsonaro, el liberal que desterró a la izquierda de Brasil

Poco conciliador, su estrategia para tratar con las villas de emergencia sería bombardearlas y eliminarlas. "Primero desde un helicóptero se tiran volantes y folletos, dándole seis horas a los delincuentes para entregarse y aleccionando la delación de los pobladores. Cumplido el plazo, si no se entregan los bandidos, se ametralla el barrio pobre desde el aire", tuvo el coraje de decir en el Parlamento brasilero.