El festival de preventivas que acompañó al clima electoral del 2017 y continuó hasta el fin del año terminó. Ahora, no sólo la Justicia ha dejado de enviar a la cárcel a sindicalistas, empresarios y políticos acusados de engrosar sus billeteras durante el kirchnerismo, sino que además cambió el sentido de su marcha y ahora se dirige en reversa, dando por inaugurado el período de "ola de excarcelaciones”.

En el nuevo contexto de abrazos y sonrisas entre dirigentes que fueron vecinos en las celdas del penal de Ezeiza o Marcos Paz, la diputada Elisa Carrió es la más descontenta del oficialismo. El presidente Mauricio Macri ya lo había advertido en una entrevista a fines de 2017: "Hay que tener cuidado con la herramienta de las prisiones preventivas”.

Macri supo anticipar lo que pasaría: sin una condena firme y con escasos motivos para retenerlos, los encarcelados saldrían al unísono por la misma puerta que entraron. Y la atención de los micrófonos y las cámaras que recibieron al dejar de lado su libertad, también la recibieron cuando la recuperaron con una sonrisa en sus rostros. Ahora, todos apuntan a Macri. "Quiere destruir a Cristina”, dicen.

Lilita Carrió fue mucho más ingenua que el Presidente. Mientras Macri miraba con cautela la entrada de los ex funcionarios a la cárcel, la líder de la CC-ARI y espada contra la corrupción kirchnerista vivió cada operativo como un cumpleaños y los festejó dentro de todos los estudios de televisión por los que pasó a mostrar los trofeos de su batalla más importante. Ahora el contexto le juega en contra y la diputada sólo conserva una súplica: "No liberen a Julio de Vido”.

Elisa Carrió: "Como dijimos el miércoles, sigue en marcha el operativo para liberar a De Vido”

El ex ministro de Planificación Federal acusado de la compra de gas licuado con sobreprecios y el desvío de fondos del yacimiento carbonífero de Río Turbio -causa por la que se pidió su preventiva- ya está gestionando su salida triunfal, en la que repetirá los argumentos de todos los pares que fueron sus vecinos: "La causa estaba inventada” y "fui un preso político de un Gobierno de derecha”.

La marcha atrás de Comodoro Py frente a las prisiones de los ex funcionarios despierta la creencia de que las causas en las que estaban involucrados no tienen fuerza. El Gobierno hubiese preferido que ninguno desfile a los pasillos de Ezeiza si hubiese sabido que el final sería verlos de nuevo en una plaza diciendo "tenemos fuerzas para pelear”. Ahora, a Lilita sólo le queda el triunfo parcial sobre De Vido. Si el ex superministro sale por la puerta del panel, Carrió volverá a donde empezó y repetirá sus denuncias frente a una Cámara (de televisión y en la Justicia) pero será menos escuchada que antes.