Luka Modric fue el mejor futbolista del mundo en la temporada 2017-2018. Al menos, para la FIFA, que lo premió al considerarlo The Best por sobre Cristiano Ronaldo y Mohamed Salah, los otros ternados al tradicional galardón que entrega la máxima entidad del fútbol.

El croata, volante mixto por excelencia, hizo inobjetables méritos para quedarse con el reconocimiento. Todos los fines de semana jugando para el Real Madrid hace gala de su despliegue, dinámica, quite y también de su pegada, aquella con la que, por ejemplo, sentenció a la Argentina en la fase de grupos del Mundial de Rusia. 

Fue el termómetro de un equipo que se alzó con su décimotercera Champions League, pese a que su mayor injerencia se vio en la Copa del Mundo, en la que se erigió como figura del torneo de manera incuestionable, gracias a su estilo tenaz, laborioso e inagotable con el que comandó hasta la final los sueños de cuatro millones de croatas.

De esta manera, Modric pulverizó 10 años de hegemonía indiscutida para Lionel Messi y Cristiano Ronaldo, quienes se repartieron la corona en partes iguales. El astro argentino lo obtuvo en 2009, 2010, 2011, 2012 y 2015, mientras que el portugués se lo llevó en 2008, 2013, 2014, 2016 y 2017.

Si bien el rosarino se consagró como el goleador de la liga española, competencia que ganó con el Barcelona -al igual que la Copa del Rey-, su nulo aporte en la catastrófica derrota de su equipo ante la Roma en la Champions League, sumado a su exigua influencia para la selección nacional en Rusia, lo dejaron afuera de la carrera por la presea.

Por su parte, el luso contribuyó de manera esencial al Merengue en la temporada europea -15 goles en la máxima competición continental-, pero su buena performance en la primera fase de la Copa del Mundo no le alcanzó para erigirse como el jugador con más premios individuales en la historia. 

El Mundial cambió el paradigma del fútbol. El triunfo del equipo llegó en detrimento de la figura personal y la valoración sobre Modric es el mejor ejemplo de ello.

Esta temporada, Messi intentará liderar al equipo culé en busca de lograr la esquiva Champions League, mientras que Cristiano afrontará nuevos desafíos en la Juventus. Material para reinventarse tienen de sobra.