Alberto Fernández enviará esta mañana el proyecto de legalización del aborto al Congreso. Hasta ahora, los números no cambiaron respecto del 2018. El proyecto entrará por Diputados, donde habría -otra vez- media sanción, pero el Senado sigue siendo adverso y la esperanza verde está puesta en la presión del Poder Ejecutivo ¿y de la presidenta de la Cámara?

El proyecto deberá tratarse en ambas cámaras porque es nuevo, de la pluma de Vilma Ibarra y no el de la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito. “No habrá sorpresas”, aclaró la secretaria Legal y Técnica, ante el descontento por la presentación de otra ley.

Sin vacuna contra el Covid-19 pero también sin aislamiento, y con la presión del feminismo militante mediante, el Presidente tuvo que abandonar el principal argumento que demoró la iniciativa: el aborto legal no se tratará sin movilizaciones. 

Un Senado cuesta arriba

Con cinco senadores indefinidos, el conteo a hoy da 35 en contra y 32 a favor. Aunque en las elecciones del año pasado sumaron a la Cámara Alta a Martín Lousteau y Guadalupe Tagliaferri, ambos verdes, Juntos por el Cambio sigue teniendo mayoría celeste.

Sin embargo, el bloque oficialista será el responsable de torcer el destino: el proyecto es del Presidente de la Nación. El jefe del bloque del FDT, José Mayans, es uno de los senadores emblema en contra de la legalización. Entre los que todavía no se posicionaron, hay dos peronistas: Roberto Mirabella, senador por Santa Fe, y Kueider, de Entre Ríos. Un respaldo de ambos a la Interrupción Voluntaria del Embarazo podría cambiar la ecuación. 

Hay otros dos senadores indecisos: Stella Olalla, de Juntos por el Cambio, y José Emilio Neder, del Frente Cívico por Santiago, mientras que Lucila Crexell, también de JxC, se abstuvo en la votación anterior y aún no se sabe si repetirá su posición este año.

El factor Cristina

Cristina votó en favor de la legalización del aborto como senadora, en 2018, cuando el Senado rechazó el proyecto que contaba con media sanción de Diputados. Ahora, le tocará participar del debate como presidenta de la Cámara. En caso de empate, pateará el penal decisivo, en un partido que se juega de visitante.

Dos experiencias le bastan para comprobar la importancia de tener los números en favor del Gobierno. La 125 le recuerda que no hay votos garantizados y, el matrimonio igualitario, que no hay disciplina partidaria: hubo diputados oficialistas que votaron en contra de la ley que envió ella como presidenta con Néstor Kirchner sentado al lado, en su rol de legislador.

La vicepresidenta, a su vez, no tiene intenciones de ser apuntada como la responsable política del fracaso del proyecto con una aprobación en la Cámara baja y un rechazo en el Senado. Por el momento, sin embargo, se mantuvo cautelosa respecto de la discusión y no se reunió con las impulsoras de la Campaña por el Derecho al Aborto Legal. Como en 2018, el resultado final se definirá minuto a minuto.