No es una novedad. Las reuniones sociales y los eventos masivos han sido los más desfavorecidos desde la llegada del nuevo coronavirus, y el Día del Amigo se constituyó en la mejor expresión del actual cuadro de situación. Los tradicionales encuentros en boliches, bares, restaurantes y hogares mutaron en saludos virtuales y recuerdos audiovisuales. En tiempos en los que el Área Metropolitana de Buenos Aires busca volver a la normalidad, las videollamadas y los collages se adueñaron este lunes 20 de julio de la celebración de la amistad.

La Industria del Entretenimiento Argentino (IDEAr), que representa a más de 3.000 establecimientos del show business en todo el país y emplea a más de 500.000 personas, buscó estimular el festejo de contingencia con un video que unió a destacadas personalidades del espectáculo. Con pedidos de "no dejar de cantar ni bailar", artistas como Pablo Lescano, Zeta Bosio, Bahiano, Valeria Lynch y Cumelén Sanz se sumaron a la iniciativa para fomentar los brindis en casa.

"Este día del amigo es diferente. Cada uno desde su casa, activemos grupos de whatsapp para acercarnos, bailemos en el living con la cámara prendida. Cada uno va a saber que, del otro lado, hay alguien que lo está esperando. Por eso te pedimos: No dejes de cantar. No dejes de bailar. Cuando todo esto termine, vamos a volver a encontrarnos.  Feliz día del amigo para todas y para todos. Aunque estés en casa, que sea un día feliz y no dejes de bailar", desearon en un mensaje conjunto.

De la grabación también participaron Cucho (Los Auténticos Decadentes), Melina Lezcano, Chiara Parravicini, Meme Bouquet, Pájaro (Vilma Palma), Fernando Ruíz Díaz (Catupecu Machu), Zuker, Zorro Von Quintiero, Mariano Mellino, Tommy Muñoz, Lula y Flor Fraccia (Lefrak) y Migue Granados.

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Desde IDEAr afirman que la industria es una de las más golpeadas por la pandemia. "El fin de semana del 6 y 7 de marzo fue la última vez que trabajó y sabemos que va a costar muchísimo volver a iniciarlas bajo el contexto de la nueva realidad. Lamentablemente muchísimos espacios quedarán en el camino", lamentan.

Los ejecutivos del rubro aseguran que atraviesan la crisis más cruenta de su historia y piden declarar al sector en emergencia. En números, la pandemia ya arrasó con 18 salones bailables del conurbano bonaerense. Para los últimos meses del año, la región metropolitana podría tener 70 locales menos. En CABA, de los 120 boliches “clase C” que existían previo a la llegada del brote, planean perder 25. Ariel Gambini, socio fundador de IDEAr pronosticó un escenario más drástico: calcula que el 55% podría cerrar sus puertas.

El gran problema para los empresarios es que deben seguir pagando, todos los meses, el oneroso alquiler de los salones -en su mayoría, contienen muchos metros cuadrados-, las tarifas de servicios públicos, un aluvión de impuestos y los sueldos del personal. Si bien pudieron acceder al programa ATP de forma parcial para abonar salarios, sostienen que no es suficiente. Los dueños acumulan deudas y los créditos blandos no aparecen porque “los bancos piden muchos papeles”.

De acuerdo a un relevamiento interno de la organización, más de 8 millones de personas disfrutaban, por mes, de distintas actividades de ocio y entretenimiento. El público variaba entre quienes asistían a shows infantiles, jóvenes que colmaban recitales y el público que presenciaba las óperas o el ballet. En este escenario, comenzaron a trabajar, de forma semanal, con el Ministerio de Cultura de la Nación. Conformaron mesas de trabajo multi-sectoriales y agendaron reuniones con el Ministerio de Turismo y la cartera de Desarrollo Productivo, a quienes les presentarán un listado de pedidos esenciales para la supervivencia del sector.

“Necesitamos un marco normativo que suspenda cánones y alquileres hasta tanto se reactive la industria, estipular tarifas de emergencia para servicios de luz y agua, suspender el cobro de impuestos y cancelar o prorrogar las moratorias fiscales”, enumeró Gambini. Ademas, adelantó que requerirán la extensión del programa ATP y los subsidios a sus prestadores hasta seis meses después de reanudada la actividad.