Una nueva muerte durante una fiesta electrónica. Otra vez, la música en la mira por el caso de David Peña.

El viernes a la mañana, los portales de noticias anunciaban que la Prefectura Naval se encontraba buscando a un chico de 19 años que se "había tirado" al Río Luján durante una fiesta electrónica que se llevaba acabo en un barco.

El jueves a las 23.30, el catamarán "Libertad II" había zarpado del Puerto de Olivos para festejar el cumpleaños de Gastón Canovas con una fiesta de música electrónica mientras se navegaba. Se suponía que el viaje terminaría a las dos horas. Pero no fue así, y el barco volvió con un pasajero menos.

En un contexto que todavía los testigos no pueden aclarar, David Peña se tiró al agua. ¿Las razones? No se saben. Solo se conoce que esta mañana la Prefectura se encontró con el peor final.

El cuerpo de Peña apareció luego de un rastrillaje con dos helicópteros, 10 embarcaciones, cuatro motos de agua y 40 efectivos de la Fuerza buscando durante 24 horas. Apareció a la altura del kilómetro 26,5; frente al Club Náutico Albatros en San Fernando.

La autopsia se realizará mañana y, según informan desde la policía, será clave el examen toxicológico. Se especula con el consumo de alcohol y drogas que se sabía que había en el barco. 

Una vez más, se relaciona el exceso de drogas con la música electrónica. Tras la trágica fiesta Time Warp, cuando murieron cinco jóvenes por sobredosis en abril de 2016, las prohibiciones a este tipo de eventos limitó al mercado en la Ciudad.

Sin embargo, no se solucionó el problema. Al ser difícil su ejecución en los lugares preparados para hacerlo, las fiestas electrónicas se trasladaron a otros escenarios, como en una embarcación en el medio del Río de la Plata, sin los cuidados, los cacheos y la seguridad correspondiente.

El problema sigue estando. Nada se solucionó

Música, alcohol y drogas: cambia el escenario, pero mantiene una fórmula letal para los jóvenes