La alta inflación del primer trimestre preocupa puertas adentro del Gobierno, pero representa una victoria parcial para Sturzenegger, quien volvió a tomar la posta y se prepara para volver a subir las tasas. Tal como apunta el FMI, la meta se desdibujó: menos de 20% en 2018 será una victoria en Casa Rosada.

Ahora, la batalla volverá a ser contra los precios y las cámaras de empresarios e industriales, quienes anticipan que una nueva subida de tasas traerá problemas de crédito y el estancamiento de la economía. Pero tres meses alcanzaron para terminar con el gradualismo del Banco Central. Los aumentos de tarifas terminaron y el Gobierno confía en que la inflación muestre señales de baja. Si no lo hace, Sturzenegger jugará un single en el que no va a escuchar consejos.