Se queman casi la mitad de las provincias argentinas: 11 de las 24 jurisdicciones registran focos de incendios. Neuquén, Santa Cruz, Río Negro, Chubut, Tierra del Fuego, Buenos Aires, Santa Fe, Corrientes, Entre Ríos, Misiones y Formosa. En cuatro de ellas el fuego sigue activo, así como en el resto los focos están contenidos, según informó el Servicio Nacional del Manejo del Fuego (SNMF).

Las razones son diversas: el calor, las sequías y el cambio climático, pero también las políticas del manejo del fuego erradas e incluso incendios intencionales –con fines de explotación agroganadera e inmobiliaria–. Ante la persistencia del desastre, el Gobierno declaró la emergencia ígnea nacional.

¿Cuál es la situación en las provincias?

En la Patagonia el escenario es especialmente preocupante. Cerca de 300 brigadistas y 17 medios aéreos intentan apaciguar el fuego que se extiende por las zonas del Parque Nacional Nahuel Huapí, la Comarca Andina y Aluminé. En esta última, perteneciente a la provincia de Neuquén, el incendio se originó por tormentas eléctricas y ya consumió 6.000 hectáreas de bosque nativo. En medio de la lucha para apagarlo, dos personas murieron tras la caída de un helicóptero.

Río Negro es un distrito donde el Gobierno pone el ojo. Bariloche es el epicentro del desastre, en los valles aledaños a los lagos Sheffen y Martín sufren lo que las autoridades locales calificaron como “jornadas terribles”. Las fuertes ráfagas de viento extienden el fuego sobre la vegetación seca, más inflamable.

Emergencia Ígnea Nacional: casi la mitad de las provincias luchan contra el fuego

En Chubut la situación es un poco más moderada. El incendio en Lago Puelo está controlado, al igual que los de Tehuelches Río Sanguer, Futaleufú y Cushamen. En Santa Cruz los brigadistas atacan el nuevo foco en el Lago Argentino. Mientras que en Tierra del Fuego también se declaró el "alerta" ante la proliferación de incendios forestales en Tolhuin. En las últimas horas, el Ejecutivo de la provincia más austral del país le pidió a sus ciudadanos “extremar los cuidados” en los espacios naturales para evitar el nacimiento de nuevos focos.

Pero el fuego azota a todas las regiones. En Buenos Aires, más precisamente en el municipio de San Fernando, las llamas ya se extendieron por más de 800 hectáreas del humedal “Reserva de Biósfera” perteneciente al Delta del partido del conurbano bonaerense. Se trata de una zona declara Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Además, el foco ígneo afectó el suministro eléctrico por la destrucción de postes de tendido de la red en un contexto de cortes de luz generalizados por las altas temperaturas. La hipótesis que se baraja es que se produjo de forma intencional y que la sequía potenció el desastre.

En las islas del Paraná de Santa Fe cercanas a la capital y a la ciudad de Rosario las llamas, que habrían comenzado adrede para generar terrenos para la cría de ganado, también producen estragos. Las autoridades pidieron evitar la pirotecnia durante las fiestas. El fuego se propagó también hacia las Ruinas de Cayastá, y de esa manera quedó afectado otro Patrimonio Histórico de la Humanidad.

El Litoral se quema también: desde Entre Ríos –donde hay más de 300 hectáreas afectadas– hasta Misiones –donde se perdieron grandes cosechas en las zonas de Iguazú, Candelaria, El Soberbio, Eldorado y General Manuel Belgrano– y pasando por Corrientes –donde la situación crítica se propagó en cerca de 400 hectáreas– los incendios siguen sin ser despejados.

En el Norte aparecen nuevos focos. Si bien se logró eliminar el fuego en gran parte de la provincia de Formosa, en la localidad de Pilcomayo las últimas llamas persisten. Sin embargo, las autoridades locales afirmaron que está cerca de ser extinguido.