Desde el comienzo de la pandemia, los espacios cerrados, sin buena ventilación y con muchas personas son señalados como los lugares perfectos para la propagación del COVID-19. Investigaciones producidas en Estados Unidos, Europa y Asia indican que el uso del barbijo y el distanciamiento social le dan menos chances al contagio en el transporte público.

Si los estudios confirman esta hipótesis podría llevar a que las grandes ciudades del mundo vuelvan a permitir su uso sin limitaciones de horarios, ni restricciones circunscriptas a trabajadores esenciales.

En la Argentina, para reducir la utilización de los colectivos, subtes y trenes, se habilitó su uso solo para los trabajadores esenciales.

Los últimos días de junio, circuló un promedio de 753.367 usuarios de transporte público en el AMBA, la cifra más baja desde la primera quincena de abril, según el Ministerio de Transporte nacional.

Las bajas tasas de infección en los sistemas de transporte público pueden ser consecuencia del uso de barbijos, la desinfección y la menor cantidad de pasajeros.

Actualmente, muchos trabajadores pueden hacer home office y así ayudar a la reducción del uso del transporte. Los especialistas señalan, además, que muchos viajes en transporte público pueden ser cortos mientras que los pasajeros no hablan entre sí, por lo cual, disminuyen las posibilidades de expansión del virus.

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Qué sostienen los estudios internacionales

- Europa y Asia

En París, las autoridades de salud pública que hicieron el rastreo de contactos descubrieron que ninguno de los 386 grupos de infección identificados, entre principios de mayo y mediados de julio, estaban vinculados al uso del transporte público de la ciudad, según el New York Times.

Otra investigación que analiza los posibles contagios en estos medios de traslado se hizo entre abril y mayo en Austria. El trabajo no vinculó ningún caso de COVID-19 positivo con el uso de ese tipo de transporte. Tampoco en Tokio pudieron relacionar los contagios con los viajes en tren.

Una de las estaciones de subte de Japón.
Una de las estaciones de subte de Japón.

"Hong Kong no vio un gran brote asociado con el transporte público", sostuvo David Hui, director del Centro Stanley Ho de Enfermedades Infecciosas Emergentes, de la Universidad de Hong Kong.

El experto aclara que, gracias al teletrabajo, el transporte público no está lleno de personas, aunque advirtió que podría existir un brote grave si lo estuviese.

El uso del transporte varió mucho por el COVID-19. En Beijing, los pasajeros del subte aumentaron al 59% de los niveles previos a la pandemia, mientras que, en Tokio, subió al 63%.

Una estación de subte vacía en Berlin, Alemania.
Una estación de subte vacía en Berlin, Alemania.

También hubo fluctuaciones en ciudades europeas como en Berlín y París. En la primera, la cantidad de pasajeros en colectivos y subtes es entre 60 y 70% de las tarifas normales; y en la segunda, la cantidad  en el subte ronda el 45% de los niveles habituales.

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- Estados Unidos

En lo que va de la pandemia, en Nueva York más de 4.000 trabajadores del transporte público se contagiaron de coronavirus y 131 murieron. Alrededor del 90% de los empleados trabajaban en los subtes y colectivos. En la ciudad, entre marzo y abril, más de 20.000 personas murieron.

En ese período no era obligatorio el uso de barbijos y la cantidad de infectados se disparó.
Un cartel en el subte de NYC indica que solo los trabajadores esenciales pueden viajar.
Un cartel en el subte de NYC indica que solo los trabajadores esenciales pueden viajar.

Expertos le explicaron al New York Times que es probable que sea más peligroso usar el subte en vez de caminar. Sin embargo, consideraron más seguro viajar en transporte público que compartir una comida en un lugar cerrado.

El 20 de julio, la Autoridad de Transporte Metropolitano (MTA) lanzó la "Operación Respeto", dado que la ciudad entró en fase 4 de reapertura. La iniciativa incluye la entrega de tapabocas por parte de voluntarios.

Además, el Estado donó otro millón de máscaras para distribución directa.

El gobernador Andrew M. Cuomo dispuso que, desde el 17 de abril, sea obligatorio el uso de barbijo en el transporte público. 

Dos pasajeros, con barbijos, esperan el subte en NYC.
Dos pasajeros, con barbijos, esperan el subte en NYC.
Hace unos días, se hizo un estudio observacional en el transporte público de más de 220.000 pasajeros. Más del 90% de las personas usaba tapaboca.

La red de subtes de la ciudad norteamericana cuenta con un gran sistema de ventilación que elimina las partículas virales del aire. Esto se debe a que el aire filtrado que circula a través del vagón se cambia con aire fresco 18 veces por hora. En cambio, en los restaurantes, el aire se reemplaza de ocho a 12 veces por hora y en las oficinas, el recambio disminuye de seis a ocho veces por hora.

"El cambio del aire reduce drásticamente las chances de contagios en los trenes, si no están muy llenos", sostuvo Linsey Marr, experta en la transmisión de virus en el aire en Virginia Tech, en diálogo con el New York Times.