El juez federal de Nueva York Thomas Griesa falleció este lunes por la madrugada debido a problemas de salud. El magistrado que había llevado adelante casi todas las causas que vinculaban la cesación de pagos de Argentina y el conflicto con los tenedores de bonos -conocidos como Fondos Buitre- estaba jubilado y había delegado sus causas en otra jueza de Nueva York.

La noticia fue dada por Dan Pollack, el medidor designado por el propio Griesa, al ministro de Finanzas Luis Caputo. EL magistrado tenía 87 años y presentaba un cuadro de salud muy delicado, por lo que había presentado su jubilación y transferido todas las causas pertinentes a la Argentina a la jueza Loretta Preska.

Thomas Griesa fue uno de los principales verdugos del gobierno kirchnerista. "Es un árbitro que nos cobra todo en contra”, había dicho una vez el ministro Áxel Kicillof en una entrevista realizada por Alejandro Fantino. Debido al polémico fallo de rever la sentencia del pari passu en 2011, la Argentina se vio obligada a pagar la deuda con una minoría de los tenedores de bonos que no habían entrado a los arreglos previos que había acordado el ministro de Economía.

Axel Kicillof: "(Griesa) es un árbitro que nos cobra todo en contra”

Al tiempo de condenar al país, Argentina entró en default, lo que provocó una profunda disminución de fuentes de crédito y, el poco que ese aislamiento permitía conseguir, caro. De esta manera, el gobierno kirchnerista, que sufrio una recesión económica en los últimos años de gestión, se vio obligado a aceptar las altas tasas que las fuentes extraoficiales al FMI propiciaba, llegando a tomar crédito con intereres superiores al diez por ciento.

La magnitud del caso fue evidente. La campaña presidencial de 2015 giró en torno a la salida del default y a los fondos buitres. Frente a un ministro de Economía asfixiado por las imposiciones de Griesa, se presentó la propuesta de Mauricio Macri: salir del default a través de una gestión administrada por Alfonso Prat-Gay con el asesoramiento externo de Luis Caputo.

Luego del triunfo de Cambiemos, las tratativas para salir del default y abaratar los créditos fue inminente. El arreglo con el grupo minoritario de los tenedores de bonos costó casi 10 mil millones de dólares y se financió con deuda. Desde ese momento, Argentina volvió a conseguir fuentes de crédito, aunque las tasas no descendieron a los niveles de la región, tal como era esperado.