Es una de las caras nuevas más exitosas de la televisión. Una de las pocas, a su vez, dentro de una industria que no se caracteriza por probar cosas nuevas sino más bien por apostar a lo que se sabe, o a lo que se supone, que ya funciona. Leandros Leunis desembarcó en la tele con un formato que funcionó muy bien: Escape Perfecto. La repercusión del programa fue tan sorpresiva e instantánea que desde ese día se conviritó en uno de los hijos dilectos de Telefe. Canal donde El Chino ya sabía que iba a terminar producto de una ducha epifánica, oracular. Hoy comanda Familias Frente a Frente (FFF) desde el prime time del domingo del canal más popular de la Argentina.

Pero antes el Chino Leunis se había metido en el corazón de miles de argentinos. Conducía un programa que marcó una huella, Románticos, en la noche de FM100: un suceso total de la radiofonía argentina. Muchos aún no terminan de relacionar su cara con aquel programa, compañero de noches de estudios y de solos y solas. La excusa de la charla fue su nuevo programa, sí, pero la verdadera razón de fondo fue compartir una conversación sobre esa música considerada grasa, menor, la preferida de la mayoría de los homosapiens nacidos en este país durante el siglo pasado.

—¿Alguien te dice Leandro?

—Sí, últimamente medio que conecté de vuelta con mi nombre. Ahora, por ejemplo, en el canal, la gente cuando laburamos me dice Leandro. Es como que si hubiera necesitado esa cosa de al aire soy Chino, el conductor del programa, pero cuando estamos laburando soy Leandro. Fue una necesidad en un momento de mi vida que sentí que quería que sea así. Y me resultó muy significativo por eso. Tu nombre es tu nombre y el apodo es un apodo, un sello, una marca, lo que sea. Suena bien cuando me dicen mi nombre.

—Todos tuvimos varios apodos a lo largo de nuestra vida, ¿vos fuiste Chino siempre o fuiste también otros Leunis?

—De chico, en mi casa me decían Bachi. Por la canción de María Elena Walsh, "Perro Salchicha, Gordo Bachicha”. Nosotros somos seis hermanos, cinco varones y una mujer que partió cuando nació, y entonces siempre fuimos cinco varones juntos. Y yo fui por siete años el más chico de la casa, hasta que nació Nahui. Y era muy mimado. Ahí el Bachi estaba muy presente. Después de grandecito, cuando me había puesto más hinchabolas, me pusieron Mosca. Ese era medio bullying. Me decían, Mosca Fly, "salí Mosca Fly, estás todo el tiempo metiendo la nariz acá”. Se juntaban mis hermanos con sus amigos y yo quería ir ahí, quería participar.

—Mosca Fly es como Martillo Hammer, duplica.

—Exactamente, Mosca Fly es una redundancia. Más tarde, jugando al básquet, me decían Zurdo. El entrenador me decía Zurdo. Después me empezaron a decir Chino en situaciones medio fulbito, por los ojos achinados, tipo eh, "¡Chino, toda!", como quien dice "¡Rosa!", "¡Amarillo!". Y ahí había un pibe que cada vez que me veía me decía "¿Qué hacés, Chino?, ¿cómo andás?". Y a mí medio que me gustaba. Y cuando empecé en el ISER cuando me preguntaban ¿cómo te llamás? respondía: "Leandro, pero me dicen Chino". Cuando uno asume el apodo renuncia un poco a su nombre.

—Estudiaste locución en el ISER y también periodismo deportivo con Niembro y Araujo.

—Sí, pero a mitad del camino me agarró una pequeña crisis con el periodismo deportivo. Me di cuenta que no me llenaba o que no me desafiaba. Me iba bien, tuve buenas notas, se notaba que tenía talento para eso. Laburaba de productor en La Red, en el programa del Flaco Rinaldi, "Los mejores de siempre". Laburaba por los sánguches de miga, literalmente. Había un canje de sánguches y cuando terminaba el programa me decía: "Si querés llevátelos". Los cinco que habían sobrado.

—¿Creés que si te hubiera gustado ese desafío hubieras podido hacer una carrera en el periodismo deportivo?

—Yo llegué a relatar fútbol. Relataba ascenso para la escuela. Y laburaba de vestuarista en la transmisión de Argentinos Juniors, que todavía existe y se llama "Pasión Paternal". Y un día el relator se enfermó y como sabía que venía relatando ascenso me dijo: "Hoy relatás vos". ¡Era la primera vez que iba a relatar un partido de jugadores que conocía! Porque en la escuela era "Vamos a Cambaceres con la concha de su madre” y no tenía ni la menor idea. Iba con el papel y arrancaba y que sea lo que Dios quiera. A veces íbamos a cabina y a veces estaba parado en una platea como un campeón.

—¿Qué estilo tenías?

—Lo tenía a Closs ahí. Siempre tuve mucho timing, mucha dinámica, mucho ritmo. Y me copaba, teníamos conexiones: "¿y qué pasa con tal partido?". Lo que sí: me quedaba la garganta hecha teta. La previa de dos horas, el partido. En la cabina, cagado de calor. Pero tiene algo especial, es mágico lo que pasa con el fútbol. Pero me corrí de ahí. Y en el último año de la escuela decidí que iba a prepararme para entrar al ISER.

—Tuviste un paso por Much Music.

—La típica, en el pasillo del ISER me enteré: hay un casting hoy a la tarde en Much Music. Yo voy. Había que memorizar tres noticias. El puesto vacante era para Noticias Much Music, un segmento que iba en vivo cada treinta minutos. Lo hacía Mariano Chiesa. No quedé para eso. En un momento medio que me trabé. En ese momento laburaba en un call center de Intel, un pijazo atómico. Me voy del casting re caliente. Salteaba Much Music en la tele, era como ver una ex novia que te dejó y que está transando con el capo de la cuadra. Me mataba. Hasta que un día estoy en el box laburando, en el call center, me suena el teléfono y me dicen "Hola, Leandro Leunis, soy Juan Aramburu, vi tu casting". "Sí, chotísimo", le digo y me responde: "No, no te creas, por algo te estoy llamando, necesitamos una persona para hacer unos PNT's de Bon o Bon". Entre un videoclip y otro tenía que decir: "Estamos viendo Intoxicados con Nunca quise y ahora te cuento que Bon o Bon tiene un sorete grande, comete un Bon o Bon y comete un sorete". Después empecé a entrevistar en vivo y era bueno en eso. Generaba climas, pasaban cosas, me empecé a copar. Habré estado 5, 6 años y habré hecho más 500 entrevistas, mil, no sé. Me gusta mucho el género entrevista.

—¿Cuándo entrás a FM100?

—En la trasnoche de 1 a 6. En ese momento tenía 24 años. Mi día era así: de 1 a 6 de la mañana hacía radio. Mi madrina vivía, milagro de la vida, a dos cuadras de la radio. Yo iba, me acostaba 1 hora veinte. Me tenía que tirar un vaso de agua prácticamente. Me iba al ISER, de 8.15 a 12.30. Salía del ISER y me iba a Much Music. En una época estuvo el Pepsi Music y estuve dos días, literalmente, sin dormir. Mi agenda me marcaba el miércoles a las 2 de la tarde iba a poder dormir, ¡y hoy era lunes! Yo incluso operaba en la radio, soñaba que se me iban los temas. Después empiezo a hacer un programa con Bebe Contepomi de 12 a 2 de la mañana, "Nunca es tarde”. Y empecé a hacer "Disco Retro” los fines de semana de 6 de la tarde a 12 de la noche, sábado y domingo. Hicimos con [Fabián] Cerfoglio seis meses el programa juntos. Y una vez que agarró me fui y arrancó él.

—Tu primer gran éxito en los medios fue Románticos, que fue un suceso.

—Románticos empezó en el año 2008. Lo hice 7, 8 años. Era el programa más escuchado de la noche. En ese momento estaba Vale, la radio, con Daisy May Queen, y era la que lideraba ahí. Ellos querían algo que compita contra eso. Hablo con Diego Poso y me dice: "Chino, te voy a hacer una propuesta que no vas a poder rechazar: un programa de música romántica". Me imaginé con la bata roja de Sandro y una rosa todos los días y le dije: "Necesito resignificar cómo hacemos eso desde otro lugar porque para mí el romanticismo es mucho más. El romanticismo es ponerle onda a la vida. No me gusta lo trillado del macho latino romántico, me parece re goma. No concibo vivir en esa norma, me parece forzado, choto, no me copa. Haciendo Románicos logré absoluta libertad de improvisación en radio. En un 98 por ciento de los casos no leí nada. Cerraba los ojos y empezaba a hablar. Antes de la hora de los lentos, que iba grabada, por ahí hablaba en seco 7 minutos. Lo vivía como un servicio, sentía que le estaba haciendo bien a alguien. Hay gente que se casó conociéndose con el programa.

—Uno de los temas que me interesaba hablar con vos era precisamente esta cosa de que la canción romántica es un género menor, que está medio institucionalizado. Pero después te aparece "Luis Miguel, La Serie” y todos se miran como diciendo: "¿qué pasó?, ¿dónde estaba esto?”.

—Es como los actores que son humoristas que no son considerados grandes actores y lo más difícil que hay es hacer reír. Soy fan de la música romántica. Si mirás mis métricas de Spotify creo que no hay un día en que no escuche un tema de Luis Miguel. Alejandro Sanz me encanta. Si nos ponemos con un papel y un lápiz te juego una competencia y creo que le pego a la letra de todas las canciones. Hasta los discos raros, como Básico, una especie de precuela del unplugged de MTV. Si ves un foto de Marc Anthony es un chabón medio fulero, no es muy alto, pero lo ves arriba de un escenario y decís "hijo de puta, tenés algo". Se casó con Jennifer López, no más preguntas Señor Juez. Tiene una conexión terrible con lo que hace: genera admiración. El otro quiere eso que vos tenés. La admiración se basa en eso. ¡Qué autoestima tiene este tipo! ¡Cómo cree en el talento que tiene! ¡Qué seguro que está de que lo que tiene es algo que le cambia la vida al otro!

—Robi Rosa es el George Martin de la canción romántica.

—Es recontra respetado. Lo fui a ver hace dos años, después que se salvó de un cáncer zarpado. Es el principal productor del salto definitivo de Ricky Martin como cantante, haciendo "A medio vivir”. Ese disco que tiene Casi un bolero, Corazonado. Unas canciones de la puta que lo parió. Son todas de él. Siempre la segunda voz de él un poco más arriba, haciendo los coros, cargándose el disco encima. Ellos se conocen desde niños y deben haber andado la oscuridad juntos también. Robi es una persona que conoce a la perfección sus sombras y anda cómodo por su oscuridad. Él capitaliza su oscuridad. Le encuentro una ligazón ahora que estamos hablando con la oscuridad de Catupecu Machu. Es una música enroscada, siempre en nota menores, que te atrapa, te chupa. Es desafiante Robi, es denso. El tema Más, me emociona. Lloro mucho con las canciones. Me encanta, boludo, me encanta escuchar canciones y que me emocionen. Me re copo. En el auto me pasa. Ayer estaba viendo a Paulinho Moska en La Trastienda con un grupo de amigos y les dije: "¿Ustedes se dan cuenta que este tipo no está invitando a su mundo emocional? Y que nosotros estamos ahí con él". Los músicos son como alquimistas. Su generosidad para compartirlo me parece un acto de amor.

—¿Cuál es la canción que más te hace llorar?

—Hay un tema que para mí es el mejor lento de todos los tiempo de un disco de Phil Collins en vivo, Serious Hit. La canción se llama Separate Lives. Sonoramente me llega, tiene un coro, una mina, Marilyn Martin, que empieza a cantar. Ese tema es el mejor lento de todos los tiempos. Y mirá que yo de lentos sé. Sanar de Drexler también me emociona.

—Estás viviendo un momento fantástico en la tele, ya dejaste de ser una promesa, ¡ahora en los institucionales del Telefé aparecés entre los últimos! 

—Es la quinta temporada que estoy en Telefe. Encabezar un programa como Familias Frente a Frente en el prime time de un domingo es importante. Me siento muy representado también por los valores que tiene el canal. Arranqué con Escape Perfecto. ¿Qué tenía ese programa? Tenía preguntas y respuestas, tenía dinámica física, emoción, ambición. En la primera pregunta se abría 10 segundos la puerta y yo lo que veía era cuán ambicioso podés ser o cuán poco audaz por no aprovechar el tiempo que tenés. Y por ahí uno entraba y salía y le habían sobrado 8 segundos. O algún otro que iba zarpado corriendo al fondo y cuando volvía se le cerraba las puertas en la cara. Y decías, "¿en 10 segundos querés ir a buscar el premio mayor?”. Habíamos logrado una buena química con Ivana Nadal. Ella se re ganó su lugar porque inicialmente no estaba pensado su rol. Hemos salidos los fines de semana, todos los días, a la tarde, a la noche. El primer porgrama de Escape fue un miércoles a las 21.30 y midió como 19 puntos. Me acuerdo de estar mirando el minuto a minuto y decirnos "esto es una locura”. Dos miércoles, tres miércoles, quieren que salgamos los fines de semana. Al tiempo, "che, quieren que salgamos todos los días”.

—Familias Frente a Frente tiene muchos fanáticos en las redes sociales.

—Ya lo grabamos todo, nos falta solamente la final, el momento final en el que se decide qué familia gana. Entonces me gusta mucho ver qué pasa con el público, adónde va, qué están haciendo, qué están diciendo. Te voy confesar algo: yo antes de trabajar en Telefe ya sabía que iba a trabajar en Telefe. Cuando me baño tengo como momentos de epifanía. Estoy hablando en serio. Y un día me estaba bañando y dije: "yo tengo que hacer un programa de entretenimientos en Telefe".

Cuestionario Flotante: Leandro Leunis.

—¿Cuál es la ensalada ideal para acompañar un bife? 

—Rúcula, parmesano y aceitunas negras.

—¿Qué te olvidás de comprar cuando vas al supermercado?

—Queso rallado.

—Si tuvieras que elegir un personaje de Los Simpsons para naufragar en una isla desierta, ¿cuál elegirías?

—Lisa; me cae bien, es divertida, toca el saxo.

—Músico o disco para recomendar. 

—Paulinho Moska.

—Emoji que más usás.

—¿Una torta o un tostado?

—Un tostado.

—Algo para recomendar que hayas visto recientemente en Netflix.

—Billions.

—Tu puteada favorita.

—La puta madre, mucho en el auto, pero con la ventanilla levantada.

—El mayor famoso con el que estuviste cerca.

—Ricky Martin, Shakira, me tocó entrevistar artistas de primerísimo nivel. Alejandro Sanz, cuando lo entrevisté por primera vez fue zarpado. Cuando entrevisté por primera vez a Calamaro, que fue entrevistar a un ídolo, fui super profesional, pero las fotos de esa nota las tengo guardadas especialmente.

—Tu músico romántico favorito.

—Es muy difícil porque a mi me gusta mucho Luis Miguel, pero Luis Miguel es intérprete. Te podría decir que Armando Manzanero es uno de los principales creadores de canciones románticas. Calderón es otro que hizo grandes canciones entre otros a Luis Miguel. ¿Uno? Uno solo. Vamos con Alejandro Sanz.