El escenario para el Gobierno es incómodo. Luego de un jueves negro para Macri y los suyos, el Gobierno busca contrarreloj superar esta crisis momentánea y lograr aprobar este lunes la reforma previsional.

Sin embargo, antes, claro, el Ejecutivo deberá asegurarse del apoyo de los diputados que no dieron quórum e impidieron el inicio del debate (el oficialismo, igual, asegura que contaba con la presencia necesaria de legisladores para sesionar). Para eso, rápidamente movieron el tablero desde la Casa Rosada: convocaron a una reunión con los gobernadores peronistas que ayer le dieron la espalda al Presidente.

Parece estar alejada por estas horas la posibilidad de que Macri utilice el decreto para convertir automáticamente en ley la reforma previsional que modifica los haberes jubilatorios. Ayer por la noche, según trascendió, fue Lilita Carrió quien frenó al primer mandatario de utilizar ese recurso.

La idea hoy, entonces, será sortear esta dura batalla y convencer a Juan Manuel Urtubey, gobernador de Salta, y el gobernador de Entre Ríos, Gustavo Bordet, entre otros, para contar con la luz verde de llamar a sesiones extraordinarias y avanzar con la reforma. Ayer, presionados en medio de los incidentes fuera del Congreso, la respuesta fue negativa. 

Bono y compensación

Como alternativa para contener la erupción de un fenómeno político inesperado para el Gobierno, ya se evalúa la alternativa de entregar un dinero extra a los jubilados. La decisión se tomó ayer por la tarde en la Casa Rosada, una vez fracasada la sesión en la Cámara baja.

Serviría para cubrir la pérdida que originaría el paso de la ley actual de movilidad a la nueva ley previsional, si finalmente la aprueba el Congreso. Aún se desconocen los números reales que significarían en el haber jubilatorio mensual.

La oposición, por su parte, descarta este bono y afirma que no solucionaría el fondo de la cuestión con respecto al proyecto.