En medio del descalabro socioeconómico y con la erosión de la imagen gubernamental en aumento, algunas porciones de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana decidieron romper con Nicolás Maduro.

El viernes, el presidente encargado Juan Guaidó cruzó la frontera con Colombia pese a que el Tribunal Supremo de Justicia le prohibió en enero salir de Venezuela por el delito de desacato. Los cargos inferiores de las fuerzas armadas, que son quienes monitorean la zona fronteriza, permitieron su paso sin miramientos.

Mientras el opositor lidera la avanzada para el ingreso de la ayuda humanitaria desde Cúcuta y no hay información precisa sobre si podrá o no volver a su país, el presidente mantiene en el lado venezolano el impedimento del paso con pleno apoyo de las altas jerarquías militares.

Fieles a las órdenes del chavista, los cuerpos de seguridad resisten en las líneas de frontera y en el interior del país. Según confirmaron algunos medios locales, Migración Colombia registró que al menos 23 funcionarios desertaron e ingresaron a Colombia

Según informó AFP, la policía colombiana les brindó protección y uno de ellos, que llevaba el uniforme de la Guardia Nacional Bolivariana, lloró con las manos en alto tras agradecer haber podido cruzar la frontera. Guaidó en tanto, les ofreció amnistía a aquellos que rompan con Maduro.

Pese a que no son números significativos para el poder que representan en la FANB en este momento, sí son pequeñas derrotas políticas para el oficialista, ya que no sólo dejan cada vez más vulnerables las fronteras, sino que el abandono del sostén del chavismo significa un debilitamiento para su mandato.

Aunque por lo pronto las cúpulas militares resisten y no se apartan de su lado, las sanciones sobre el petróleo y el bloqueo económico podrían deteriorar esta relación en algunos meses, cuando el flujo monetario se vea frenado e impacte de lleno inclusive en la calidad de vida de los funcionarios de Maduro.