¿Quién es en realidad Marcelo D’Alessio? ¿Hasta donde llega realmente su poder (si es lo que tiene) y sus influencias? ¿Significará su prisión el blanqueo de una relación demasiado amorosa entre servicios de inteligencia y funcionarios judiciales? ¿O terminará todo otra vez sucio y sin respuestas claras, como el atentado a la AMIA o las coimas en el Senado?

El procesamiento de D’Alessio es por ser integrante de una asociación ilícita que se dedicaba a presionar, ablandar y coaccionar testigos (o posibles arrepentidos) en causas de alto impacto mediático judicial. ¿El eje de la resolución? La famosa causa de los cuadernos, a cargo de Claudio Bonadio y Carlos Stornelli, quién quedó bastante expuesto en su vínculo con el falso abogado.

Stornelli figura 173 veces en el fallo de 216 páginas que firmó el juez de Dolores Alejo Ramos Padilla. Hay diálogos entre el falso abogado y el fiscal que ya habían trascendido en estos días y otros más de confianza, casi de camaradería. Hay chistes entre ellos y también hay reclamos.

Lo que dice el juez es que Stornelli no estaría involucrado en la exigencia de plata a Pedro Etchebest (el empresario que destapó todo con su denuncia) sino que le reclamaba al (no) abogado investigaciones paralelas y espionajes que involucraban a abogados que lo incomodaban. Lo consideraba un servicio de inteligencia de Estados Unidos y le pedía merca (información) como si fuese un colaborador externo pero fiel a la causa. 

“D ´Alessio no era un simple extorsionador u operador judicial que habría girado a un fiscal descuidado, sino alguien que se presentaba como agente de la DEA y se ponía al servicio del fiscal para realizar tareas de investigación y espionaje”, relata el juez en su fallo.

Promiscuo. Así dijo que fue el vínculo especial que compartieron D’Alessio y Stornelli. “Es una hipótesis probable que el Dr. Carlos Stornelli no esté vinculado al reclamo dinerario a Etchebest. Sus antecedentes y su larga carrera judicial indicarían eso. En especial me inclino por esta hipótesis porque entiendo que un fiscal con tanta experiencia no recurriría a un “agente de la DEA” -como él mismo dice que se lo presentaron-, para llevar adelante un reclamo de dinero”, relata Ramos Padilla.

Pero eso no signfica que la investigación quede ahí. Al contrario. “Aparecen muchos elementos que lo vinculan con esos hechos de extorsión –lo que amerita profundizar su investigación- y también aparecen elementos de prueba que lo vinculan con otras operaciones ilegales que se concertaron también en el balneario “CR” de Pinamar el día 8 de enero en la famosa reunión de cuatro horas que mantuvieron el agente y el fiscal. Me estoy refiriendo a la operación que concertaron entre ambos para implicar en una cámara oculta al Dr. José Manuel Ubeira”, dispara el juez.

El modus operandi

“D ´Alessio llevaba a cabo operaciones de inteligencia y en particular operaciones psicológicas sobre varios ciudadanos que luego eran extorsionados o coaccionados para decir o hacer algo contra su voluntad. Para ello, obtenía un perfil psicológico de la víctima y una carpeta de datos personales, en algunos casos generaba empatía, y luego utilizaba la información de la que disponía a partir de las tareas de investigación previas que se habían realizado sobre la persona, y lo ponía en emergencia o hacia entrar en pánico –utilizando los términos del propio D ´Alessio- para que finalmente declarara de un determinado modo, se transformará en un colaborador o entregara dinero.”

Las maniobras son, por ahora, cuatro. La extorsión a Etchebest; una cámara oculta para perjudicar a José Manuel Ubeira; el ablande y amenaza (con raid mediático incluido) sobre Brusa Dovat, el ex directivo de la petrolera venezolana PDVSA; y un posible pago a Leonardo Fariña para que declare en causas de corrupción con la información que le proporcionaban.

Maniobras de inteligencia,  “acciones psicológicas de persecución”, coacción y amenazas; y hasta “extracción de personas por vuelos no detectables”. Como si fuera un manual básico de cómo operan los servicios de inteligencia en causas judiciales. Están los famosos carpetazos, las cámaras ocultas, los seguimientos. Y Ramos Padilla promete en su fallo ir más allá.

“El que entra como servicio, muere como servicio. Afuera o adentro no importa. No se puede dejar de ser”, cuenta un juez federal a quién quiera oírlo. Dice que por su juzgado han pasado algunos, quizás menos extrovertidos que D’Alessio. También dice que nunca le manijearon un expediente. En plena explosión, todos dudan de todos.