Daniel Scioli no lo dirá. Pero le hubiera encantado tener un presidente como Mauricio Macri, en sus tiempos de gobernador. Tal vez lo admita Eduardo Duhalde, con su impunidad de político jubilado y su zigzagueo en torno a Cambiemos.

Por méritos propios y por carencias ajenas, María Eugenia Vidal parece llamada a hacer historia. Primero con su victoria ante un peronismo que se creía invencible. Ahora con el lazo redituable que la ata a un Presidente de popularidad bastante más fluctuante que la suya. Pero generoso como pocos con el territorio decisivo para la política argentina.

Después de su viaje a Nueva York, Macri aterrizó directo en la reunión con los gobernadores sin precisarle a Vidal cuál sería la propuesta que llevaría a una mesa que se perfilaba tensa. No hacía falta: lo principal estaba acordado. El anuncio de que la Casa Rosada se haría cargo de la transferencia para los bonaerenses desactivó cualquier motín de las provincias y movió la primera pieza para convertir en legal la ayuda -hasta hoy- extraordinaria de la Nación a Buenos Aires.

Daniel Scioli no lo dirá. Pero le hubiera encantado tener un presidente como Mauricio Macri, en sus tiempos de gobernador

Vidal empieza mañana una semana que puede coronar un gran año político. El martes buscará aprobar el presupuesto 2018 con el respaldo del más devaluado Sergio Massa. Y el jueves, aguardará a que los gobernadores avalen con su firma el nuevo reparto. Si lo hacen, Cambiemos habrá resucitado al Fondo del Conurbano, la criatura que Menem le donó a Duhalde para sacarlo de la cancha grande, hace un cuarto de siglo. Y que quedó reducida a cenizas por la batalla permanente entre -imposible obviarlo- peronistas que se alternaron en la Nación y la provincia.

Si Macri logra completar la jugada que se diseñó en Casa Rosada, Vidal entrará en la historia de los bonaerenses como la gobernadora que saldó, en menos de un año, una deuda de más de dos décadas.

Aunque pueden recibir partidas extras que llegarían a 65.000 millones de pesos en 2019, al lado de María Eugenia responden por ahora a todo con una sola palabra: cautela. Incluso si los mandatarios provinciales sonríen antes las cámaras en torno a Macri el jueves que viene, Vidal y el gabinete de hombres que la escolta no desistirán de su demanda ante la Corte Suprema. Sólo lo harán cuando vean que la mayoría de las dos cámaras del Congreso nacional levantan la mano para hacer ley el nuevo esquema de reparto.

Macri y Vidal coinciden en algo fundamental: quieren tener una provincia tranquila hasta 2023. "Ordenadita, con plata para pagar los sueldos y obras públicas que se vean”, en palabras de un hombre clave para la gobernadora. Reducir los riesgos de una inmensidad que todos los días reaviva su sensación de inestable. Convertir en una garantía lo que hasta ahora fue una amenaza para la gobernabilidad.

Vidal entrará en la historia de los bonaerenses como la gobernadora que saldó, en menos de un año, una deuda de más de dos décadas

No hace falta que lo digan y puede que hasta lo nieguen, pero ese puente de plata que va de un lado a otro de la General Paz ubica a María Eugenia primera en la lista de eventuales sucesores de Mauricio. Si es que a Cambiemos le va bien, como hasta ahora, y la deuda sigue compensando el ajuste gradual unos kilómetros antes del default.

¿De dónde surgirán los fondos para hacer justicia con Buenos Aires? de la reforma previsional con la que el Estado busca ahorrar por lo menos 100.000 millones de pesos anuales

Será difícil que el peronismo institucional se subleve, cuando cualquier intendente sabe que arriesga su propio territorio hacia 2019 si desafía a una gobernadora que gana poder y recursos, además de votos.

¿De dónde surgirán los fondos para hacer justicia con Buenos Aires? Como todo suceso de época, la ola amarilla no da lugar a preguntas incómodas, pero hasta en el gobierno lo reconocen: de la reforma previsional con la que el Estado en poder de Cambiemos busca ahorrar por lo menos 100.000 millones de pesos anuales.

Sólo ahí, si hubiera un error de comunicación no previsto y se entendiera que los jubilados van a pagar la resurrección del Fondo del Conurbano, aparecería el talón de Aquiles en el capítulo bonaerense del reformismo permanente.