El Gobierno pudo sortear algunas diferencias internas en la coalición, aunque todavía no logró retomar el control de la oposición, desorientada después de las elecciones de octubre, pero fortalecida después de la crisis cambiaria.

La premisa de Durán Barba y Marcos Peña es clara: convocar a todos los sectores a un acuerdo (ficticio, por cierto) para resolver las cuestiones urgentes que acechan al país (en especial los proyectos que necesita Cambiemos para aprobar en el Congreso y sostener un respaldo de gobernabilidad).

“Mantén a tus amigos cerca y a tus enemigos aún más cerca”, sostiene la leyenda. Al Gobierno no se le cumple esta premisa y parece tener algo lejos a los dirigentes del peronismo para ir en busca de un objetivo que se propuso Macri desde su asunción: reducir el déficit.

En la Casa Rosada necesitan de la oposición para evitar nuevos cachetazos o derrotas en el parlamento frente a cada medida que busquen encarar. La próxima que obligará al veto presidencial será el freno a los aumentos en las tarifas de los servicios públicos.

El oficialismo, debilitado, tendrá que ceder para conseguir el aval de la oposición. “Los peronistas no son los mismo. Su principal hipótesis, que Macri tenía escriturada la reelección, fue puesta en duda”, lanzó Carlos Pagni en su columna en La Nación.

“Los gobernadores y legisladores que deliberan con Rogelio Frigerio y con Monzó serán menos generosos porque ahora se animan a fantasear un ballotage”, agregó Pagni, respecto de la relación del oficialismo con los mandatarios provinciales y sus aspiraciones de cara a las elecciones del 2019.

“Para tranquilizar al PJ debe desalentar las pretensiones del radicalismo, que aspira a quedarse el año próximo con, por lo menos, ocho provincias”, agregó el periodista político en su columna, mientras los gobernadores coinciden en un punto: “No seremos los artífices del ajuste en el país”.

En el peronismo, de todas formas, se juega un partido interno, entre dudas y diferencias. “El PJ federal también está en una encrucijada. Si se opone demasiado, se identifica con el kirchnerismo. Si se muestra solidario, alimenta al kirchnerismo derivándole el voto descontento”, avisó.

Macri recogió el guante durante su discurso en Olivos y sin entrar en detalles pidió un gran acuerdo entre todas las partes para evitar un nuevo dolor de cabeza. ¿Síntomas de debilidad? ¿Aprovechará el peronismo la crisis del Gobierno para resurgir con fuerza o se detendrá en sus problemas internos para encaminar la reelección de Macri?