Enviado especial

La pronta y evidente eliminación de la Selección Argentina no apagó el fervor por el Mundial en Rusia. Aunque es notable la menor cantidad de hinchas en las calles, los aspirantes a llevarse la Copa de Mundo revelan su ilusión inflada por las derrotas de la mayoría de los gigantes.

Aún quedan (pocos) argentinos en Moscú. Incluso ayer hubo un improvisado banderazo a pocas cuadras de la Plaza Roja para entregar el último cántico de aquellos que están prontos a pegar la vuelta y regresar a Argentina. Una especie de descargo necesario por la bronca y angustia contenida desde aquella fatídica derrota en Kazan.

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Los jornadas sin fútbol invitaron a los turistas a alejar los ojos de la pantalla gigante de la Fan Fest y conocer nuevos lugares históricos de una ciudad que no deja de sorprender con sus maravillas.

Muchos brasileños, unos cuantos uruguayos, pocos franceses y un puñado de belgas, suecos y croatas. Y, claro, más de 150 millones de locales que se abrazan al ritmo de "¡Rusia, Rusia!", sin poder creer, todavía, hasta donde llegaron.

Mientras los dirigentes argentinos intentan salvar algunos millones del contrato de Jorge Sampaoli antes de despedirlo e ir en busca de su sucesor, el certamen más importante del fútbol continúa a todo trapo sin Messi ni Ronaldo.

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Queda más de una semana y los nombres de los Cuartos de Final ya están escritos. Desde hoy empezarán a descubrirse las selecciones que anoten su lugar en las semifinales con el sueño de hacer historia.

Rusia, un país impresionante y sorprendente por donde se lo mire, prende las luces de la velada en los últimos diez días del Mundial. El fútbol sacudió a todos con sus pronósticos y cargó contra el prode de varios.

Pero el país anfitrión superó las expectativas de miles de argentinos que recorrieron unos cuantos kilómetros para seguir a Messi y compañía. Un sueño hecho realidad. No el de levantar otra copa, sino el que provoca la sensación de descubrir nuevas maravillas en el mundo.