Cambió. Cristóbal López ya no es el joven idealista que lucha por un país más justo desde el Grupo Indalo. Ahora, y después de lo que él mismo consideró un "secuestro" en la cárcel de Ezeiza, la vida le da otra oportunidad. "Aprendí que a veces teniendo todo, no tenemos nada", le confiesa a este cronista de ElCanciller, que se queda tratando de entender qué goma quiso decir.

Hombre del Sur, López se sigue levantando temprano, pero ya no corre. "Antes me despertaba y no tenía ni tiempo para mear; ahora agarro el diario, me siento en el trono y me tomo cuatro días si hace falta", dice con una sonrisa franca.

Fueron días difíciles para el ex titular de Oil, pero quiere dejarlos atrás. Tal vez por eso haya regalado todos sus trajes importados, sus corbatas y las costosas camisas con las que solía visitar la Casa Rosada. Ahora, frente al Palacio Legislativo porteño, luce una remera negra con la leyenda OKTUBRE, un pantalón corto de jean, medias de algodón blancas y zapatillas de lona verdes.

"Lo material me lo paso por el orto", asegura López mientras prende fuego en un tacho de basura el último fajo de euros que le quedaba. "Antes estaba pendiente de si me llamaba Tinelli, hoy no me atiende ni Grego Rossello y puedo vivir igual", desafía el emprendedor patagónico, volcado de lleno a su nuevo negocio, con el cual espera poder pagar los más de 17 mil millones de pesos que le adeuda a la AFIP.

En ese sentido, reconoce que hubo dos personas cruciales en su cambio de vida. La primera, Gabriela Michetti. "Ella me acercó a Dios", admite López, y subraya que fue quien le recomendó empezar "a levantar el muerto" que había dejado con Oil Combustibles. "Palabras más, palabras menos, me dijo 'Cristo, dejate de romper las pelotas, tenés más plata que la Casa de Papel'", indica el empresario, visiblemente emocionado.

Michetti lo convenció también de abandonar el kirchnerismo más rancio para acercarse al macrismo insignificante, en el que milita activamente la vicepresidenta. "Pagué cuatro cuotas: a la sexta me dan una foto con (Diego) Santilli", se entusiasma el otrora dueño del extinto Banco Finansur.

La otra persona que ayudó a Cristóbal en su peor momento fue el jugador de Boca y difusor espiritual, Pablo Pérez. "Se acercó con su paz habitual a decirme que no hay que volverse loco por pelotudeces", señala Cristóbal, y abunda: "Pablo me enseñó que con calma, sin gritos, las cosas llegan".

En ese contexto, López sueña con una vida lejos del ruido y de los flashes. "Ahora no porque me estoy yendo a un camping en El Bolsón, pero cuando vuelva me gustaría hacer algo por los demás", se esperanza.

- ¿Pagar los impuestos, por ejemplo?

- ¡JAJAJAJAJAJAJA! No.