El policial es un género que no defrauda nunca. Series como The Sinner y Defending Jacob estuvieron entre las propuestas más comentadas y vistas de este 2020.  La curiosidad y la intriga por saber qué pasó nos incentivan a seguir mirando y devorarnos la temporada completa para resolver el enigma. Es que al final todos los caminos llevan a la misma interrogante: ¿lo hizo o no lo hizo? ¿Culpable o inocente?

La producción belga de diez episodios comienza en la instancia de un juicio en el que una mujer, llamada Frie Palmers (Maaike Cafmeyer), es acusada de dos crímenes realizados en distintos momentos de su vida. Además de ser la primera sospechosa en el asesinato de su pequeña hija también se la culpa de haber matado a su mejor amiga, dieciocho años atrás. Calificado como el juicio del milenio por los medios, se presentan serias dudas y misterios sobre lo que ocurrió desde el principio y esto ya es motivo suficiente para seguirla viendo

Aunque el primer episodio nos ubica en tiempo y espacio y nos da el primer pantallazo sobre los personajes importantes involucrados en los hechos (Frie Palmers, su abogado, el ex-marido y la inspectora)  los verdaderos protagonistas serán los integrantes del jurado. Así, se juzga a la presunta asesina mientras nos introducimos en la vida cotidiana de quienes van a juzgarla. 

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Puntos de vista

El foco no está puesto en la figura del detective que acompaña a los espectadores en la resolución de un crimen, pero tampoco se centrará en el rol del asesino como suele ocurrir en otras producciones como The Fall. 

Los personajes a desarrollar son los doce miembros del jurado, cada uno con sus secretos y sus trapitos sucios que irán saliendo a la luz a medida que transcurren los episodios. 

Pero el mayor logro de esta serie belga es que consigue desarrollar la vida de estas personas sin irse por las ramas para poder volver siempre al punto que más nos importa: el crimen de Frie. 

Los jurados deliberan.
Los jurados deliberan.
Todo lo que les sucede fuera de la sala termina condicionando de alguna manera la deliberación de cada uno de los miembros del jurado.

Así,  la serie también nos habla sobre el sistema y los responsables a la hora de tomar una decisión tan importante sobre la vida de una persona. Y nos habla sobre la supuesta objetividad que deben tener esos personajes para determinar el destino de la acusada. 

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El pasado de los jurados

Otro aspecto para destacar es que El Jurado plantea reglas narrativas claras y sabe cómo quiere contar su historia para que el espectador del otro lado pueda entrar rápidamente en el juego. 

El mejor ejemplo de esto lo vemos en los primeros minutos del episodio piloto cuando se nos introduce a Delphine, una mujer de treinta y pico que se apura para llegar a horario a la selección final de miembros del jurado.

La elección final se hace por sorteo y tiene buenas chances de no ser elegida (aunque el televidente ya sabe lo que va a ocurrir). Cuando la llaman se queda paralizada. El terror en la expresión de su cara confirma nuestras sospechas de que no quiere estar ahí e inmediatamente necesitamos saber por qué.  

El jurado en el juicio.
El jurado en el juicio.
Esa primera introducción es esencial para entender la dinámica de la serie detrás del backstage del juicio y sus participantes. 

La ficción de diez episodios también se construye a través de flashbacks (a veces innecesarios) de los propios miembros del jurado y de su protagonista. Ahí volveremos a algunos de los recuerdos fragmentados de Frie, que funcionan en especial para generar climas y agilizar la trama. 

Ganadora del mejor guion en el festival Cannes Series, la encuentran en Netflix y si se quedan con ganas de ver otra producción belga les recomendamos Tabula Rasa, un thriller psicológico súper adictivo.