La seguidilla sangrienta en Rosario no se detiene. El código mafioso y la naturalización de la mafia narco en esa ciudad se volvió una constante desde hace unos años a la fecha.

Se trata de un lugar que está a solo tres horas en auto de Buenos Aires y una de las más importantes del país. Nada parece llamar la atención. Ayer, volvió a haber un caso sangriento: unos sicarios mataron a un nene de tres años y a su padre.

El padre del nene, Cristian Benítez, recibió la mayor parte de los disparos efectuados con una pistola calibre 9 milímetros. Las heridas en el tórax y miembros superiores e inferiores resultaron fatales. Zamir, su hijo, murió antes de llegar al Hospital de Niños Víctor J. Vilela.

Según informó el Ministerio Público de la Acusación (MPA), Benítez tenía un pedido de captura activo desde el 11 de marzo de 2014 de parte del Juzgado de Ejecución Penal de Rosario.

Las bandas fuertes de Rosario parecen haber “tomado” la ciudad, donde se vive un clima de inseguridad y de ajuste constante de cuentas. Amenazas, armas, disparos. Todo describe hoy a la ciudad santafesina, que ya acumula 27 homicidios en lo que va del año.

Los Funes y los Camino son dos de las bandas narco que se disputan el gran negocio. Dos familias enfrentadas que paralizan una icudad. La guerra está desatada y por ahora parece muy difícil de frenar.