En el escritorio del despacho de Axel Kicillof había un mate cebado solo para él, un plato con bizcochos azucarados Don Satur y un libro: Por qué la austeridad mata, de Sanjay Basu, David Stuckler. De un lado estaba el diputado nacional y exministro de Economía, con gesto adusto, y del otro los sonrientes Roberto Cardarelli y Trevor Alleyne, representantes del FMI que se encuentran en Argentina para auditar el plan económico del Gobierno de Mauricio Macri.

Kicillof podría usar la foto para su campaña, aunque todavía no tiene distrito ni cargo confirmado pero su destino parece estar en la provincia de Buenos Aires. El diputado kirchnerista tiene otro dato a su favor: la reunión, que fue en el Congreso, la pidieron los enviados del Fondo, al igual que hicieron con Juan Manuel Urtubey y con Roberto Lavagna, entre otros representantes de la oposición que quieren consultar. 

Don Satur, mate y gesto adusto: recibe Axel al FMI y le moja la oreja a Macri en plena campaña

Según informaron desde el equipo del exministro, la reunión se aceptó porque "tienen un papel central en la economía argentina", que por supuesto no es el esperado por la oposición kirchnerista, ya que el acuerdo firmado "obliga al gobierno a consultarle decisiones de política económica inherentes al Poder Ejecutivo como la tasa de interés, el tipo de cambio y el nivel de gasto".

En una entrevista que dio después a Radio Con Vos, el exfuncionario dijo que sintió que los representantes del organismo tenían "un dejo de resignación por la situación económica argentina" y que se mostraron preocupados por la desocupación y el cierre de empresas y comercios.

También les aseguró que, en caso de haber un cambio de Gobierno, la deuda se pagará igual, porque así lo hicieron Néstor y Cristina Kirchner. "Les dije que había trascendidos diciendo que el próximo gobierno no va a pagar o va a reestructurar, pero que son fantasmas", señaló, aunque aclaró que no hablaron de las elecciones.

En el breve comunicado de prensa que circuló después de la reunión se aseguró, además, que Cardarelli y Alleyne sostuvieron que lo suscripto con el Estado argentino fue solo un plan de estabilización de la macroeconomía, en particular el tipo de cambio, y no pretendían condicionar las decisiones soberanas del Ejecutivo. 

En el encuentro, que fue mucho más cordial que lo reflejado por la foto que se difundió, Kicillof y los representantes del Fondo conversaron sobre todos los temas y expusieron sus puntos de vista. El diputado planteó que el acuerdo no se discutió con la principal fuerza opositora, que además alertó sobre lo que ocurriría y advirtió que el programa que firmaron en junio no era sostenible.

También manifestó su preocupación por la desindustrialización, por la pérdida de empleo, por el ajuste en el sistema educativo y de ciencia e investigación, por la fragilidad financiera y especialmente por la fuga de capitales.