En la barra del patio angosto del bar la gente tiene la cara verde como extraterrestres humanos que no dan miedo, nomás se piden cervezas tiradas. Cumple años el King y hablo sobre la importancia de ser un jedi con sus amigos mileniales. Uno tiene los ojos celestes y alargados adentro de la cara verde por el reflejo de la luz y dice que ser un jedi es hacer lo que está bien por más que cueste. Yo le digo que tiene razón, que hacer lo que está bien siempre que se pueda te hace todo más fácil al otro día, que en todo caso las cagadas son más simples de explicar.

El año pasado fui a una exposición de autos con unos pibes más chicos del laburo. Fui porque no tenía nada para hacer, los autos no me interesan mucho, pienso que es un clavo manejar. Se quedaron mucho tiempo mirando un prototipo eléctrico que era bajo y largo como un auto de Fórmula Uno, pero mucho más escuálido y pleateado para captar la luz y así impulsarse. La ficha técnica impresa al lado decía que el auto podía andar a sesenta kilómetros por hora. Una garcha, o sea, les dije a los muchachos, que estaban de todas maneras fascinados porque el auto no contaminaba. Los que nacieron al principio de los noventa tienen una sensación planetaria del lugar donde estamos, un poco por eso les cae bien George Lucas.

Es raro estar en un bar que es una fiesta y querer huir a la casa de tu novia. Raro y nuevo, al menos para mí, pero todavía hablo de la Guerra de las Galaxias con los pibes en el bar, en el fin de semana del ruido permanente de la lluvia y la humedad. Me hago el culto de Wikipedia y les digo que Luke Skywalker hace el camino del héroe, que es la trama de la Ilíada y la Canción de Rolando que estudian las chicas de sweater violeta y frío en Filo en Caballito. El camino del héroe es el viaje de alguien para encontarse a través de la aventura con lo que es. El héroe arranca inquieto y full preguntas a viajar, los golpes lo transforman, cumplir una misión lo hace encontrarse, el héroe vuelve a su casa mansito de haberse encontrado.

El King y los amigos no pretenden ser directores de KPMG, o salir campeones del mundo. Tienen una estrategia del esfuerzo justo en la vida, quieren pasarla bien, escuchan a Jaco Pastorious y todas las cosas viejas que parecen buenas, tienen en el teléfono una herramienta para encontrar pasajes baratos y trabajos part time, son un poco snobs y conocen los barrios de afuera por ir a veces a la cancha de visitante, como una aventura excitante para jóvenes de Palermo a la altura de Cabello y Lafinur.

Les digo a los pibes que yo creo que cada uno de nosotros viene a hacer algo en particular al mundo, que si sabés qué es se te ordena la vida toda junta, aún en los días malos en los que tu Presidente patina o te cuesta salir de la cama de una vez, o te sentís con el disfraz del boludo perfecto cada vez que movés un brazo.

Los amigos verde lagarto del King se sugestionan fácil y escuchan. Les digo que estoy bastante seguro que vine al mundo a aprender a querer y ser querido, que es como curarme con cada persona que conecto, que cuando me flagelo por ser un monotributista que alquila un dos ambientes me viene de repente la conciencia de lo importante, y puedo ver, como en una pantalla de videogame, toda la carga magnética de amor acumulado, la carga de amor que se fabrica a tientas, con la velocidad de los fichines que venían en una caja de madera para que jueguen los pibes en el centro, en verano.

En el bar la gente se ríe y mira. Me voy sin avisar, porque estoy confuso como para saludar gente, no tiro la bomba de humo por ser snob. Camino por Palermo que tiene bares de utilería, me contaron que en Tijuana ponen personas en las ventanas de los bares para que creas que hay fiesta y cuando llegás están vacíos, pero te dicen que te quedes y no se te hace fácil salir.

Con la mente telegráfica de los jedis les digo chau a los pibes que estaban en la misma. Lo mejor es imaginarse cosas. Aventuras mentales que te sirvan. Que te hagan divertido dar vueltas siempre por la misma ciudad, haciendo más o menos las mismas cosas.

Imaginarte que sos un jedi es como leer un libro de Elige tu propia aventura, con nervios o con miedo, ciento por ciento adentro del libro, sin registro de lo que pasa cotidiano alrededor.

Me voy a la casa de mi novia monito. Cuando la vi supe que era jedi. Pierdo el teléfono cuando me bajo del taxi, lo veo caer por una alcantarilla que parece que lleva un río. Me parece que lo mejor es que no me importe. Voy a tardar unos días hasta organizarme, va a estar bien vivir la vida offline de los mendigos hasta que logre organizarme y conseguir un Android. Vos fijate que el nombre es bastante Guerra de las Galaxias, un Android de esos mitad de tabla para abajo.