En la misma línea, la devaluación del peso agrega cada vez más presión sobre el valor de los combustibles y estira la brecha que existe desde abril entre los valores "de paridad" y los que se encuentran en los surtidores, una diferencia que iba camino a ser resuelta, pero los las corridas cambiarias volvió a ensancharse.

En consecuencia, a principios de septiembre, las petroleras líderes del mercado volverán a aumentar las naftas y gasoil por un combo de suba en el tipo de cambio local, en el petróleo crudo a nivel mundial y, además, una nueva alza de impuestos. El Gobierno sostiene que se achica la presión tributaria porque se ajusta por una inflación que pierde contra la devaluación del peso.