Mauricio Macri no debe poder creer la ironía del destino: después de que más de una gloriosa década como presidente de Boca lo catapultara a lo más alto de la política nacional, el fútbol parece haberse convertido ahora en su insólito talón de Aquiles.

La cronología de tropiezos podría tener distintas fechas de inicio. Sin embargo, y más allá de determinados hechos puntuales, hay detrás del conflicto un nombre clave: Daniel Angelici. Se trata del actual presidente de Boca, vicepresidente de la AFA y hombre de confianza de Macri, quien solía delegarle la administración de asuntos judiciales.

Angelici no es precisamente un favorito de los futboleros. Al contrario, su apellido aparece generalmente asociado a polémicas y sospechas cada vez que alguna rareza del juego beneficia a Boca. Es decir, bastante asiduamente.

Macri paga, en parte, ese vínculo. Los hinchas de River, de Independiente, y de tantos clubes más, le recriminan la relación con Angelici. Y sospechan, o gritan, al menos, que detrás de Angelici está Macri.

El fútbol se convirtió para Macri en su insólito talón de Aquiles

Después está lo que hace -y no debería- el propio Macri. Por ejemplo, recibir a Guillermo Barros Schellotto menos de 24 horas después de que Boca fuera bendecido con absurdos fallos arbitrales contra Temperley.

O lo que no hace. Como no cortar en seco el rumor de que los partidos podrían suspenderse en caso de que se lo insulte. Al menos eso es lo que sugirió Guillermo Marconi, titular de SADRA, uno de los dos sindicatos de árbitros que coexisten en la Argentina.

El solo hecho de sugerir un decisión semejante -Marconi pidió analizar si se trata de cantos "discriminatorios”-, solo provocó una catarata de reacciones negativas en redes sociales. Burlas, también.

Y la frutilla del postre: la ONG Salvemos al Fútbol, que combate la violencia en los estadios, le solicitó hoy a la Justicia suspender el clásico entre River y Boca correspondiente a la Supercopa, previsto para el 14 de marzo en Mendoza.

La acción autosatisfactiva -similar a una medida cautelar-, fue presentada en el Juzgado en lo Civil 1 a cargo del juez Gustavo Caramelo Díaz.

Cerca del Presidente creen que es "una moda”, que pasará. Algunos otros, como Eduardo van der Kooy, aseguran que a Macri lo afectan los insultos porque el fútbol es "su debilidad”. En todos los casos, lo que parece haber llegado a su fin es una prolífica sociedad que convirtió a un ejecutivo del Grupo Macri en presidente de la Argentina en menos de 20 años.