Después de 12 años en los que no se mostraron unidos públicamente, Cristina Fernández de Kirchner y Felipe Solá se encontraron en el departamento que la expresidenta tiene en Recoleta para delinear la estrategia electoral de cara a octubre.

El exgobernador de la provincia de Buenos Aires, aseguró que le pidió a la senadora una reunión porque "es la dirigente de la oposición con mayor peso político electoral". "Necesitamos decirle a la sociedad cuál es la agenda de la unidad", sostuvo el diputado.

La última vez en la que ambos se habían mostrado juntos en público fue en 2007, cuando ella aún era candidata a presidenta. Recién se reencontraron luego de 11 años el 1° de agosto de 2018 en el Instituto Patria, el mismo día en el que salió a la luz la causa de los Cuadernos, oportunidad en la que el presidente del bloque Red x Argentina le pidió a la senadora que abandonara el sectarismo.

El diputado insistió en la necesidad de generar un frente de unidad para derrotar al oficialismo en las urnas. "Le manifesté a Cristina la obligación de ser amplios en la convocatoria y extender los márgenes. Hay que priorizar los desafíos del futuro y no las diferencias del pasado", reveló Solá.

"Enfrentamos a un gobierno que abusa del marketing y de las noticias falsas para intentar mantenerse en el poder. Para que en octubre vuelvan a ganar el pueblo, los trabajadores y la clase media no hay lugar para egos ni mezquindades personales", concluyó.

El diputado nacional que aspira a competir por la presidencia en una interna, integra el grupo de dirigentes del PJ que confía en que un gran frente opositor para derrotar a Mauricio Macri debe estar liderado por Cristina. Lejos suyo, están Sergio Massa, quien fue su último aliado electoral, Miguel Ángel Pichetto y Juan Manuel Urtubey, quienes creen que la exmandataria es un pasado que hay que dejar atrás. Esta grieta que persiste en el peronismo es la que está en juego a la hora de las decisiones, pues su profundización o eliminación podría definir el resultado electoral en octubre.