Roberto Lavagna empieza a sonar dentro de la carrera electoral. Impulsado por un sector del peronismo alternativo, el economista busca romper la grieta y posicionarse como un candidato de consenso. ¿Por qué Roberto Lavagna puede (y no puede) aspirar a la presidencia?

Lavagna puede

Roberto Lavagna tiene buena valoración. Según una encuesta de D'Alessio y Berensztein, su imagen positiva es de 49% y la negativa de 35%. Saldo positivo. Cabe recordar que su figura evoca la salida de la crisis del 2001.

De la mano de Eduardo Duhalde, llegó al Ministerio de Economía en 2002 –posteriormente ratificado en el cargo por Néstor Kirchner a partir de 2003– donde impulsó la recuperación económica, el levantamiento del corralito y el canje de la deuda en 2005. Alguna que otra medalla se puede colgar.

Otro punto fuerte del ex ministro es que no está asociado a la corrupción. Su salida temprana del primer gobierno kirchnerista lo aleja de las sospechas. La sociedad en general y todo el arco político lo perciben como un hombre honesto, serio y eficiente.

En este sentido, hay quienes creen que Lavagna es el candidato ideal para este momento del país y de desconfianza del electorado sobre la clase política. ¿Qué mejor que un exitoso economista para pilotar la gran crisis económica que deja Cambiemos?

Para sumarle puntos a favor, cuenta con el apoyo de un sector del peronismo –y se está en la búsqueda de un frente más transversal– y el establishment no lo mira con malos ojos, luego del desbarranco del macrismo.

Por estos motivos, Roberto Lavagna puede ser un presidente de transición, que controle la crisis y que genere los consensos necesarios para la Argentina que se viene.

Lavagna no puede

Roberto Lavagna puede haber dejado un buen recuerdo para algunos argentinos, pero la gente joven no lo recuerda. No saben quién es. Dejó el Ministerio de Economía en 2005 y en 2007 fue candidato a presidente.

De ahí en adelante se mantuvo alejado de la escena política del país salvo por algunas apariciones o menciones de Eduardo Duhalde, hombre de no muy buena imagen y que siempre aparece como su padrino político.

Por otro lado, Lavagna no tiene perfil de candidato. 76 años, un hombre mayor, opaco, clásico de saco y corbata, muy alejado de los perfiles de los líderes del siglo XXI. Nula presencia en las redes sociales, hoy fundamentales para la comunicación de cualquiera que quiera aspirar a puestos importantes en la política.

A su vez, el economista es valorado por ser un cuadro técnico, pero que no es lo mismo que ser un gran líder. Y si vamos a hablar de romper la grieta entre kirchneristas y macristas se necesita algo más que un cuadro técnico.

Otro escollo para el veterano economista es la interna dentro del propio frente electoral. Lavagna quiere ser un candidato único de consenso, pero ya hay varias figuras lanzadas hacia el mismo camino como Juan Manuel Urtubey, Miguel Ángel Pichetto o el propio Sergio Massa. Un gran problema para un hombre que no está acostumbrado a este tipo de disputas.

Para el kirchnerismo la candidatura de Lavagna será un factor que divida al peronismo. Durán Barba y su equipo festejan.

Por estos motivos, Roberto Lavagna no puede llegar a la presidencia e, incluso, es difícil que llegue a ser precandidato. Quizás su fuerte puede estar en acompañar a algún candidato y formando parte de su equipo económico. No más que eso.

Roberto Lavagna tiene muchos pros pero también suma una gran cantidad de puntos en contra. Por ahora no se percibe que pueda escalar dentro de las encuestas para hacerse un lugar entre Macri y Cristina. Pero de complicarse aún más la economía puede que su figura se haga más necesaria. Candidato o no.